Una lista un tanto sorprendente de personas prominentes que acudieron al clásico espiritual de Tomás de Kempis
Con el comienzo del Adviento, los cristianos de todo el mundo empiezan las preparaciones para la gran fiesta de la Navidad, la Natividad de Jesucristo. ¿Por qué no leer el clásico espiritual de Tomás de Kempis?
Ciertamente, muchas personas ya están anticipando el espíritu festivo de esta celebración y, con la cercanía del primer aniversario del brote de infección en Wuhan, China, que se ha convertido en una pandemia devastadora, el espíritu festivo es probablemente más que bienvenido.
Clásico espiritual para Adviento
El Adviento también es un tiempo de preparación espiritual que muchos cristianos practican de una forma más ascética, parecida a la temporada de Cuaresma. La oración, el ayuno y la limosna son los elementos básicos de esta disciplina, pero la lectura espiritual a menudo es una buena compañía.
Un clásico espiritual que ha guiado a los cristianos durante siglos es Imitación de Cristo, obra del monje del siglo XV Tomás de Kempis. En 2012, la editorial angloparlante Paraclete Press publicó una nueva traducción al inglés de la obra, de mano del padre John-Julian, fundador de una orden contemplativa episcopal. Esta edición es un tomo grueso debido a las abundantes notas que explican muchos aspectos del texto.
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Lista de sus lectores más famosos
Tras leer la obra, los lectores quizás se sorprendan gratamente con un resumen de dos páginas de las múltiples personas a lo largo de la historia que han leído o recibido algún tipo de influencia de Imitación de Cristo. Aquí se recoge un extracto de esa lista:
Santos
San Ignacio de Loyola, que leyó el libro durante su convalecencia en 1521, que terminaría conduciendo a la fundación de la Sociedad de Jesús.
Santo Tomás Moro, que leyó Imitación de Cristo en la Torre de Londres, esperando su ejecución.
Santa Teresa de Ávila, que instó a las prioresas a que la obra estuviera disponible para los miembros de todos los conventos.
Científicos y filósofos
John Newton, un capitán de navío de esclavos que leyó la obra antes de una trascendental tormenta marina en 1681 que llevó a su conversión. Terminó escribiendo el famoso himno Amazing Grace.
Jean-Jacques Rousseau. En 1827, una persona comprando cerca del Louvre encontró una copia de Imitación de Cristo con “J.J. Rousseau” escrito en la guarda del libro. Se confirmó la autenticidad de la escritura y el comprador descubrió más tarde una carta en la que el filósofo pedía a un amigo que le enviara una copia del libro de Kempis.
John Wesley. El fundador del metodismo dijo que Imitación de Cristo era el mejor resumen de la vida cristiana que había leído nunca.
Artistas
Vincent Van Gogh. Con cuadros tan famosos como La noche estrellada y Los girasoles, el artista holandés recibió una profunda influencia de Imitación de Cristo. Escribió sobre ello en ocho cartas a su hermano Theo.
Oscar Wilde. “Me voy a la cama tras leer un capítulo de santo Tomás de Kempis”, escribió Wilde. “Creo que media hora de deformación diaria del hombre interior es muy propicia para la santidad”.
James Joyce. En 1897, el novelista irlandés adquirió una copia de Imitación de Cristo, “el último indicio de su fervor religioso temprano”.
De la política
Dietrich Bonhoeffer. El pastor luterano y disidente antinazi ofreció un curso sobre Imitación de Cristo en la Universidad de Berlín durante el año académico 1935-1936. En 1945, tenía el libro en su celda la noche antes de que los nazis lo ejecutaran.
Dag Hammarskjöld. El día que fue designado secretario general de las Naciones Unidas, el diplomático sueco citó el libro en su diario: “No yo, sino Dios en mí. (…) Yo soy el recipiente. La bebida es de Dios. Y Dios es el Sediento”. Imitación de Dios fue el único libro que había en su maletín cuando su avión se estrelló en Zambia en 1961.
Bill Clinton. Durante la destitución del expresidente Clinton, buscó “consuelo en la Biblia, la Imitación de Cristo de Tomás de Kempis y las Meditaciones de Marco Aurelio”.
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