La regulación puede parecer diseñada para cumplir con las restricciones de COVID-19, al mismo tiempo que Italia se prepara para fortalecer nuevamente sus medidas contra la pandemia. Sin embargo, la nueva regla parece ser permanente.
La carta enfatiza que la Cuaresma es un tiempo para enfocarse en la Palabra de Dios y la celebración de la Eucaristía. Dice que los cambios están destinados a garantizar que “las Santas Misas en la Basílica de San Pedro se lleven a cabo en un clima de recogimiento y decencia litúrgica”.
Hasta ahora, los sacerdotes han utilizado cada mañana los 45 altares y las 11 capillas de la Basílica de San Pedro para celebrar su Misa diaria. Muchos de ellos son funcionarios del Vaticano que comienzan su día con la celebración.
No todas las Misas están llenas de gente; en algunos casos, de hecho, el sacerdote celebra la Misa solo, sin la participación de fieles.
Las Misas individuales se sumaron al horario general de Misas diarias en la Basílica de San Pedro. Según ese horario, hay una Misa por hora de 9 a 12 de la mañana (hora local), en italiano, en el Altar de la Cátedra de San Pedro. Hay otra Misa en italiano a las 8:30 a.m. en el altar del Santísimo Sacramento, mientras que todos los días a las 5:00 p.m. hay una Misa en latín.
Los domingos se celebran cinco Misas en italiano y una en latín.
Bajo las nuevas medidas, todos los sacerdotes podrán participar en una serie de concelebraciones preestablecidas: a las 7:00 a.m. y 8:00 a.m. en la Capilla del Coro; y a las 7:30 a.m. y a las 9.00 a.m. en el Altar de la Cátedra. Todas las demás Misas permanecen programadas como hasta ahora, aunque el horario de la misa del domingo podría cambiar. En el día de la fiesta de un santo cuyas reliquias se encuentran en la Basílica, se puede celebrar una de las Misas en el altar dedicado a ese santo.
Las medidas también piden que las Misas tengan lectores y cantores.
Otro cambio es que la Misa celebrada en la forma extraordinaria del rito romano se limitará a la Capilla Clementina en la Gruta del Vaticano.
Ha habido una amplia discusión sobre si se debe poner fin a la práctica de las Misas individuales, como parte de una reforma general de la gestión de la Basílica de San Pedro. Sin embargo, las decisiones se pospusieron hasta el nombramiento del nuevo Arcipreste de la Basílica, tras la jubilación del Cardenal Angelo Comastri, que anteriormente había ocupado el cargo pero que sobrepasó la edad de jubilación de 75 años.
El 20 de febrero, el Papa Francisco nombró como nuevo arcipreste al Cardenal Mauro Gambetti.
Sin embargo, la carta de la Secretaría de Estado no está dirigida al Cardenal Gambetti, sino al Arzobispo Mario Giordana, comisionado extraordinario de la Fábrica de San Pedro. Esto es inusual, ya que la Fábrica de San Pedro no se ocupa de las celebraciones litúrgicas en la Basílica, sino que se encarga de su conservación y mantenimiento.
También ha llamado la atención el hecho de que la carta haya sido difundida por la Sección Primera de la Secretaría de Estado, ya que la primera sección es una especie de Ministerio del Interior, a cargo de la dirección y coordinación de todas las oficinas de la Curia, pero normalmente no de las celebraciones litúrgicas.
Además, la publicación de la carta no fue acompañada de ningún tipo de comunicación oficial del Vaticano. La carta tampoco fue firmada íntegramente por el Arzobispo Edgar Peña Parra, quien encabeza la Sección Primera de la Secretaría de Estado, sino que en su lugar solo incluyó sus iniciales.
Estas anomalías han provocado algunas especulaciones de que la carta puede haber sido falsificada. Sin embargo, dos funcionarios del Vaticano que solicitaron el anonimato confirmaron a CNA –agencia en inglés del Grupo ACI– que el documento es real.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.
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