El Pontífice dijo esto en la audiencia que concedió este viernes 12 de marzo a los participantes del curso sobre el Foro Interno, promovido por la Penitenciaría Apostólica.
El Santo Padre señaló que “cada uno sabrá cómo es la expresión de la paternidad: una sonrisa, los ojos en paz... Acoger ofreciendo tranquilidad, y luego dejar hablar”.
Además, explicó una lección que aprendió del Cardenal Mauro Piacenza, Penitenciario Mayor. Francisco indicó que “a veces, el confesor se da cuenta de que hay cierta dificultad para seguir adelante con un pecado, pero si lo entiende, no hace preguntas indiscretas”.
Ante esas situaciones, el Cardenal Piacenza “me dijo que cuando ve que estas personas tienen dificultades y entiende de qué se trata, las detiene inmediatamente y les dice: ‘Lo entiendo. Sigamos’”.
Es decir, “no hay que dar más dolor, más ‘tortura’ en esto. Y luego, por favor, no hacer preguntas. A veces me pregunto: esos confesores que empiezan: ‘Y como esto, esto, esto...’. Pero dime, ¿qué estás haciendo? ¿Te estás haciendo una película en la cabeza? Por favor”.
Además, citó otra dificultad que afecta a los seminaristas: “En las basílicas hay una gran oportunidad de confesarse, pero desgraciadamente los seminaristas que están en los colegios internacionales se pasan la voz, incluso los jóvenes sacerdotes: ‘A esa basílica puedes ir donde todos menos donde ese y ese otro; en ese confesionario no vayas, porque ese será el comisario que te torturará’. Se corre la voz...”.
En definitiva, concluyó el Papa Francisco, “ser misericordioso no significa ser de manga ancha, no. Significa ser hermano, padre, consolador. ‘Padre, no puedo, no sé cómo haré...’. ‘Reza, y vuelve cuando lo necesites, porque aquí encontrarás un padre, un hermano, encontrarás esto’. Esa es la actitud. Por favor, no seáis un tribunal de examen académico, ‘Y cómo, cuando...’. No seáis fisgones en el alma de los demás. Padres, hermanos misericordiosos”.
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