El pasado 20 de julio el Gobierno de España aprobó en el Consejo de Ministros la Ley de Memoria Democrática por la que previsiblemente se expulsará a los religiosos benedictinos que viven en el Valle de los Caídos.
Aunque antes de su entrada en vigor definitiva, la Ley de Memoria Democrática deberá ser debatida y aprobada en el Congreso y en el Senado, la ley prevé que la gestión del complejo pasará a ser competencia de Patrimonio Nacional, que pretende su “resignificación definitiva como un lugar de memoria democrática”. La Basílica estará a cargo de una orden religiosa designada por la Archidiócesis de Madrid. Sin embargo, la ley no asegura de manera explícita que tenga que haber una presencia religiosa al cargo del Valle.
Ante esta situación, numerosas personas se han unido a una recogida de firmas que pide la permanencia de los monjes benedictinos “que guardan con amor y respeto este lugar”.
“El Gobierno de España ha anunciado que una de sus prioridades será la “resignificación” del Valle de los Caídos pero su objetivo real es desacralizar el lugar y expulsar cualquier significación religiosa. Por eso los monjes benedictinos molestan, para lo cual ya tienen previsto la extinción de la Fundación de la Santa Cruz que regula la presencia de estos religiosos en la abadía”, precisan en la petición de firmas.
Aunque la recogida de firmas lleva activa tan sólo 8 días, ya se han unido más de 2.700 personas.
Puede unirse AQUÍ.
Ley de Memoria Histórica de 2007
La Ley de Memoria Democrática tiene su origen en la Ley de Memoria Histórica que fue aprobada en el año 2007, durante el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero y establece una serie de medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil española y la posterior dictadura de Francisco Franco.
Entre esas medidas se prevé la retirada de monumentos, símbolos o nombres de lugares públicos relacionados con la Guerra Civil y la dictadura. Sin embargo, expertos la consideran una ley controvertida porque no favorece la reconciliación de los españoles.
Los monumentos de la Iglesia Católica quedan fuera de la aplicación de esta ley; sin embargo, esto no ha sido respetado en otras ocasiones y se han retirado tanto cruces como nombres de calles relacionados con órdenes religiosas.
Valle de los Caídos
El Valle de los Caídos está compuesto por una basílica pontificia menor, erigida como tal en 1960 por San Juan XXIII; sobre ella se instala una cruz que es “la más grande de la cristiandad con 150 metros de altura, o 300 metros si se cuenta desde el risco de la Nava donde está elevada. Los brazos miden 24 metros cada uno”, aseguró Alberto Bárcena, historiador y profesor de la Universidad CEU San Pablo de Madrid.
También está la abadía en la que vive la comunidad de religiosos benedictinos desde 1958; y una escolanía en la que estudian niños menores de 14 años que reciben una amplia formación musical; la hospedería y un centro de estudio sociales, que hoy en día está sin uso.
Se construyó entre 1940 y 1958 como mausoleo de quienes lucharon en la Guerra Civil española. Es un complejo arquitectónico en donde se encuentra una abadía benedictina, que cuenta con una cruz, una escalinata, una explanada y una basílica.
Francisco Franco fue enterrado allí tras su muerte en 1975, así como José Antonio Primo de Rivera, creador de la Falange, el partido político con el que el dictador sustentó su régimen. Junto a ellos también reposan los cuerpos de casi 34 mil combatientes de la Guerra Civil de ambos bandos.
Se trata de un monumento controvertido, porque para sus detractores es un recuerdo del régimen franquista y la exaltación de la memoria de Franco.
En octubre de 2019 los restos de Francisco Franco fueron exhumados del Valle de los Caídos y trasladados en helicóptero al cementerio de Mingorrubio, en Madrid.
Publicar un comentario