Francis Kéré, premio a un arquitecto genial comprometido con África

Es el primer africano en recibir el Premio Pritzker de Arquitectura y gracias a sus edificios mejora las vidas y resuelve las necesidades de los habitantes de una región del mundo muchas veces olvidada

El compromiso con su pueblo, la conciencia social y la estética son las señas de identidad de la obra del arquitecto de Burkina Faso Diébédo Francis Kéré, que ha recibido el Premio Pritzker 2022, algo así como el Premio Nobel de Arquitectura.

En su idioma natal Diébedó significa “el que vino a organizar las cosas” y fue el primer niño de su comunidad en asistir a la escuela. Años más tarde obtuvo una beca para estudiar carpintería y se mudó a Berlín, en Alemania. Allí continuó con sus estudios y en 2004 se graduó en Arquitectura en la Technische Universität Berlin, uno de los centros educativos más prestigiosos de Europa.

Aplicar su educación en beneficio de su pueblo

Antes de acabar sus estudios de Arquitectura, Kéré, empeñado en ayudar a su comunidad y devolverles su privilegiada educación, creó una organización sin ánimo de lucro, la Kéré Foundation, con el objetivo de construir proyectos en su pueblo natal, Gando.

De hecho, gracias a los fondos recaudados construyó allí en 2001 -sin haber acabado sus estudios de Arquitectura- una escuela de primaria.

La escuela de Gando tuvo tal éxito que el alumnado aumentó de 120 a 700 estudiantes, por lo que tuvo que realizar una ampliación de las aulas. Además, en el mismo emplazamiento ha ejecutado otros proyectos como las viviendas para los profesores (2004) y la biblioteca (2019).

Mejorar la vida de las personas

Este proyecto en su pueblo natal, Gando, sentó las bases de su filosofía: satisfacer una necesidad esencial de su comunidad y luchar así contra las desigualdades sociales. 

“Espero cambiar el paradigma, empujar a la gente a soñar y arriesgarse. No por ser rico debes desperdiciar material. No por ser pobre no debes intentar crear calidad”, asegura Kéré. “Todos merecen calidad, todos merecen lujo y todos merecen comodidad. Estamos interrelacionados y las preocupaciones sobre el clima, la democracia y la escasez son comunes para todos”, sentencia. Por esta razón sus edificios son sinónimo de belleza, modestia, audacia e invención.

Esta es una galería de imágenes de algunas de sus obras:

Arquitectura sostenible

Sin duda, su arquitectura es sostenible para la tierra y sus habitantes, que en ocasiones viven en condiciones de extrema escasez, con limitaciones y adversidades.

Por esta razón, utiliza materiales locales y técnicas tradicionales de su pueblo. Por ejemplo, la materia prima utilizada en la escuela de Gando fue la arcilla autóctona con la que construyó bloques de ladrillo con los vecinos.

Esta arcilla se fortificó con cemento para formar ladrillos con masa térmica bioclimática, que retienen el aire más fresco en el interior al mismo tiempo que permiten que el calor escape a través del techo elevado, voladizo y ancho.

Así que con esta solución de ventilación no se requiere del aire acondicionado y la luz entra en las estancias. El mismo Kéré recordaba el calor y la falta de aire que sufría cuando asistía de pequeño a la escuela.

África en el corazón

La obra de Kéré está llena de simbolismo. Su educación y experiencias vividas en Gando alimentan su forma de ver la arquitectura, tanto en África como en otras partes del mundo.

Como el mismo explica:

“Crecí en un pueblo donde no había parvulario, pero donde toda la comunidad era tu familia. Todo el mundo te cuidaba y todo el pueblo era tu patio de recreo. Mis días se basaban en asegurar la comida y agua, pero también simplemente en estar juntos, hablar juntos, construir casas juntos. Recuerdo el cuarto donde mi abuela se sentaba y contaba historias con un poco de luz, mientras nos acurrucábamos uno al lado del otro y su voz dentro del cuarto nos envolvía, convocándonos a acercarnos y formar un lugar seguro. Este fue mi primer sentido de la arquitectura”.

Reunirse bajo un árbol

También la tradición de reunirse bajo un árbol sagrado para hablar, contar historias y celebrar es uno de los elementos más recurrentes en sus construcciones.

Por ejemplo, el Sarbalé Ke que diseñó para el Festival de Música y Artes de Coachella Valley (2019, EE UU) se traduce como “Casa de celebración” en su idioma nativo, y hace referencia a la forma del árbol baobab hueco, venerado en su tierra natal.

También el famoso Serpentine Pavilion diseñado por él en 2017 en Londres toma su forma central de la de un árbol y sus paredes desconectadas pero curvas están formadas por módulos triangulares de color índigo, un color que en su cultura representa la fuerza.

Intercambio de ideas entre África y Europa

En definitiva, su obra es una combinación de ideas inspiradas en su continente africano, en su tradición, técnicas y trabajo comunitario, y las reinterpreta dándoles un uso contemporáneo que trasciende fronteras y utiliza modernas técnicas de ingeniería.

Sin duda, Kéré siempre vuelve a sus raíces dando un toque europeo. Y continúa trabajando en Burkina Faso y en toda África y también en otros lugares del mundo. Tanto aporta instalaciones e infraestructuras básicas para pueblos pequeños con presupuestos limitados como realiza proyectos de mayor envergadura.

Pero siempre usando la belleza que aporta la Arquitectura. Él es arquitecto y servidor.

Podéis escuchar una conversación en la que trataba sobre el poder de adaptarse al futuro.

https://www.youtube.com/watch?v=iPe4yltRBZQ&t=52s

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