El Santo Padre continuó con su serie de catequesis sobre el sentido y el valor de la vejez y reflexionó en el “tierno cuadro pintado por el evangelista San Lucas, que llama a escena a dos figuras ancianas, Simeón y Ana”.
“Su razón de vida, antes de despedirse de este mundo, es la espera de la visita de Dios. Simeón sabe, por una premonición del Espíritu Santo, que no morirá antes de haber visto al Mesías. Anna iba cada día al templo dedicándose a su servicio. Ambos reconocen la presencia del Señor en el niño Jesús, que colma de consuelo su larga espera y serena su despedida de la vida”, señaló el Papa.
En esta línea, el Pontífice destacó la enseñanza “de estas dos figuras de ancianos llenos de vitalidad espiritual” que permite aprender que “la fidelidad de la espera afina los sentidos”.
“Hoy más que nunca necesitamos esto: una vejez dotada de sentidos espirituales vivos y capaz de reconocer los signos de Dios, es más, el Signo de Dios, que es Jesús. Un signo que nos pone en crisis - es ‘señal de contradicción’ - pero que nos llena de alegría”, indicó el Santo Padre.
Invocar al Espíritu SantoPor ello, el Papa recordó que “el Espíritu Santo ilumina los sentidos” y animó a rezar el himno “Veni Creator Spiritus” para invocar al Espíritu Santo que “encienda una luz para los sentidos”.
“El Espíritu es capaz de hacer esto: agudiza los sentidos del alma, no obstante los límites y las heridas de los sentidos del cuerpo. La vejez debilita, de una manera u otra, la sensibilidad del cuerpo. Sin embargo, una vejez que se ha ejercitado en la espera de la visita de Dios no perderá su paso: es más, estará también más preparada a acogerla”, explicó.
De este modo, el Santo Padre pidió tener cuidado de anestesiar “los sentidos espirituales, en la excitación y en el entumecimiento de los corporales, es un síndrome generalizado en una sociedad que cultiva la ilusión de la eterna juventud, y su rasgo más peligroso está en el hecho de que esta es mayoritariamente inconsciente. No se da cuenta de estar anestesiada”.
Además, el Papa advirtió el peligro de la influencia de “una sociedad que ejerce principalmente la sensibilidad por el disfrute, disminuye la atención a los frágiles y prevalece la competencia de los vencedores”.
Sin embargo, el Santo Padre reconoció también que “en la vida real podemos observar, con gratitud conmovida, muchos jóvenes capaces de honrar hasta al fondo esta fraternidad. Pero precisamente aquí está el problema: existe un descarte, un descarte culpable, entre el testimonio de esta savia vital de la ternura social y el conformismo que impone a la juventud contarse a sí misma de una forma completamente diferente”.
“De la historia de Simeón y Ana, pero también de otras historias bíblicas de la edad anciana sensible al Espíritu, viene una indicación escondida que merece ser llevada a primer plano. ¿En qué consiste, concretamente, la revelación que enciende la sensibilidad de Simeón y Ana? Consiste en el reconocer en un niño, que ellos no han generado y que ven por primera vez, el signo seguro de la visita de Dios. Ellos aceptan no ser protagonistas, sino solo testigos”, concluyó el Papa.
Invitación para la CuaresmaLuego, el Santo Padre al saludar a las personas de lengua alemana señaló que en esta Cuaresma “estamos invitados a abrirnos al Señor a través del ayuno y la oración y a ser sensibles a las necesidades del prójimo”.
Niños de UcraniaAntes de concluir la Audiencia General, el Papa saludó a un grupo de niños de Ucrania hospedados en Roma gracias a dos fundaciones y a la Embajada de Ucrania ante la Santa Sede y subrayó “con este saludo a los niños, también volvemos a pensar en esta monstruosidad de la guerra y renovamos nuestras oraciones para que se detenga esta crueldad salvaje que es la guerra”.
Próximo viaje a MaltaFinalmente, el Santo Padre recordó que el próximo 2 y 3 de abril visitará Malta para “ser peregrino tras las huellas del apóstol Pablo, que fue acogido allí con gran humanidad tras naufragar en el mar de camino a Roma”.
“Este Viaje Apostólico será, por tanto, una oportunidad para ir a la fuente del anuncio del Evangelio, para conocer de primera mano una comunidad cristiana con una historia vibrante que se remonta a miles de años, para conocer a los habitantes de un país que se encuentra en el centro del Mediterráneo y en el sur del continente europeo, que hoy está aún más comprometido con la acogida de tantos hermanos y hermanas que buscan refugio”, concluyó el Papa.
Publicar un comentario