En una carta dirigida a la autoridad de la Iglesia Ortodoxa Rusa, el presidente de la COMECE, el Cardenal Jean Claude Hollerich, pidió al patriarca interceder ante las autoridades rusas con “buena voluntad para buscar una solución diplomática al conflicto, basada en el diálogo, el sentido común y el respeto por el derecho internacional”.
Lamentando los trágicos testimonios procedentes de Ucrania, el presidente del episcopado de la Unión Europea pidió también al patriarca que abogue por “corredores humanitarios seguros y acceso sin restricciones a la asistencia humanitaria”.
Además, el Cardenal Hollerich destacó que la autoridad religiosa rusa es alguien que podría traer un signo de esperanza para una solución pacífica a este conflicto y recordó la declaración conjunta firmada en 2016 por el patriarca Kirill y el Papa Francisco deplorando las hostilidades que se estaban desarrollando en Ucrania y añadió: “por favor, no dejen que esas poderosas palabras queden en vano”.
En enero de 2022, el Cardenal Hollerich instó a dejar de lado “los intereses particulares y promover medidas que conduzcan a la distensión y el fomento de la confianza”.
Después de la invasión militar rusa de Ucrania a fines de febrero de 2022, el presidente de COMECE condenó las hostilidades “como una grave amenaza para la paz en todo el continente europeo y más allá” y lanzó un llamado a las sociedades y gobiernos europeos para que acojan a los refugiados que buscan protección internacional.
Por su parte, el Papa Francisco lanzó otro llamado a la paz en Ucrania al concluir el rezo del Ángelus dominical el pasado 6 de marzo.
“En Ucrania corren ríos de sangre y lágrimas. No se trata solo de una operación militar, sino de una guerra, que siembra muerte, destrucción y miseria”, advirtió el Santo Padre.
En esta línea, el Papa lamentó que “el número de víctimas aumenta, al igual que las personas que huyen, especialmente las madres y los niños” por lo que “la necesidad de ayuda humanitaria en este atormentado país crece dramáticamente cada hora”.
“Dirijo encarecidamente un llamado para que se aseguren los corredores humanitarios y que se garantice y facilite el acceso de la ayuda a las zonas asediadas, para proporcionar un socorro vital a nuestros hermanos y hermanas oprimidos por las bombas y el miedo”, afirmó entonces el Pontífice.
En este sentido, el Santo Padre agradeció a quienes están acogiendo a los refugiados y suplicó que “cesen los ataques armados y que prevalezcan la negociación y el sentido común. Y se vuelva a respetar el derecho internacional”.
“La Santa Sede está dispuesta a todo, para ponerse al servicio de esta paz”, señaló el Papa quien informó que enviaría a dos Cardenales a Ucrania en su nombre “para servir al pueblo, para ayudar” y explicó que significa no solamente la presencia del Papa sino “de todo el pueblo cristiano que quiere acercarse y decir: ‘¡La guerra es una locura! ¡Deténganse, por favor! ¡Miren esta crueldad!’”.
Los dos Purpurados enviados son el Cardenal Konrad Krajewski, Limosnero Pontificio y el Cardenal Michael Czerny, prefecto ad interim del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
Por último, el Papa agradeció “a las periodistas y los periodistas que para garantizar la información están arriesgando su vida: ¡gracias, hermanos y hermanas, por este servicio! Un servicio que nos permite estar cerca del drama de esa población y nos permite evaluar la crueldad de una guerra”.
“Gracias, hermanos y hermanas. Recemos juntos por Ucrania: tenemos sus banderas frente a nosotros. Recemos juntos, como hermanos, a Nuestra Señora, Reina de Ucrania”, afirmó el Papa quien rezó un Ave María con los numerosos fieles reunidos en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
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