Mirosława y Margarita hacían catequesis en su país, pero la ofensiva rusa hizo que fuera en Polonia, donde ahora viven, donde recibieran el sacramento. A pesar de la guerra, Cristo sigue dándose y recibiéndose
Mirosława, de 16 años, y Margarita, de 11, se preparaban para recibir la Primera Comunión en su parroquia de Ucrania.
Sin embargo, la ofensiva lanzada por el ejército ruso el 24 de febrero las obligó, junto con su madre y su hermano de dos meses, a abandonar Ucrania y refugiarse en Polonia.
A pesar del sufrimiento y las dudas, las dos adolescentes pudieron hacer su primera comunión a finales de marzo.
Fue en la capilla de un monasterio de Świętokrzyskie, en el sureste de Polonia, donde pudieron recibir el sacramento de la Eucaristía.
El padre Krzysztof Buzikowski, Oblato de María Inmaculada, había comenzado a prepararlas en Ucrania. Y fue el padre Jacek Leśniarek, también Oblato de María Inmaculada, quien completó su reparación. La Eucaristía se celebró en ucraniano.
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