Cuando el matrimonio se hunde… ¿cómo seguir creyendo en Dios?

Un fracaso matrimonial puede conllevar también una profunda crisis espiritual, cuando parece que "las oraciones no funcionaron"...

Mi esposo, padre de mis dos pequeños hijos, me ha dicho que ya no me quiere, y lo demuestra. He rezado mucho y tratado por todos los medios de que cambie. Todo ha sido inútil, y amenaza con marcharse si insisto en reclamar su actitud –. Contaba en consulta una joven señora, de aspecto desaliñado y demacrado.

Su desamor me duele tanto – prosiguió –, que empiezo a perder la fe en Dios, y es por eso que pido su ayuda – agregó, con evidente depresión.

– Comprendo su desánimo, pues una situación así duele en el alma, sin embargo, puede ser una crisis, que, en usted, genere nueva vida, y rescatar su fe – le contesté con la convicción de mi experiencia clínica. 

– ¿Nueva vida?

—Sí, las personas disponemos en nuestro interior de un espacio de libertad que nada ni nadie puede arrebatarnos, por lo que muchas cosas nos podrán doler, y mucho… pero ninguna logrará abatirnos. Es, así pues, que, no es que las personas tengamos libertad, sino que, somos libertad.  

– ¿Libertad? ¡Cuando me siento prisionera de tanta frustración y resentimientos!

– Es por ello que, le sugiero un primer propósito: purificar su corazón, liberándolo de su encierro en la tristeza, y volviendo a agradecer con tantas cosas que la vida aun le ofrece. Y el mejor modo de agradecer el don de la vida, es haciendo el mejor uso de ella, negándose a la tristeza y a la desesperanza. 

De esa manera, recuperara la libertad de creer, de esperar y de amar al Dios de su fe, para luego actuar en muchas cosas, que quizá no se habría planteado hasta ahora.

Significa que, ser libre,es también aceptar con un nuevo y profundo sentido, lo que no se habría querido elegir.

Hablo de elegir con una aceptación activa, es decir, dándole al dolor un sentido esperanzador, por el que, en medio de las pruebas, podemos alcanzar la paz y ser felices, aquí en la tierra. Una actitud contraria, sería una resignación pasiva, que termina inevitablemente en la sola rebelión o desesperación.

– Tiene razón, solo que el no sentirme amada me ha hecho también sentirme apocada. 

– Para ello, un segundo propósito: aprender a   superar creencias limitadoras como: «no llegaré a cambiar», «jamás saldré de esto», «no soy capaz», «es el destino» …que influyen sobre su realidad personal, impidiendo construir su futuro. 

Luego, poco a poco, retomarás nuevos valores y metas, aplicando el dicho: «ve tan lejos como te alcance la vista, que de ahí podrás ver más lejos todavía» quizá, al principio cueste trabajo mantenerse activa, ocupada, productiva y con la frente en alto, pero lo ha de lograr.

De esa manera, usted cambiará la forma como asume la realidad del desamor de su esposo, y, quizá, este, al ver su testimonio de vida, cambie su actitud, o quizá, ya no, pero en todo caso, usted habrá recuperado su dignidad y fortaleza ante la vida.

Mucho ayuda evitar la soledad, por lo que debemos compartir nuestras dudas e inquietudes con quien sabemos nos quieren, y tiene buen criterio. Significa que, para una sana autoestima, siempre será necesario apoyarnos en la positiva mirada de otro, sobre nosotros. Esa mirada puede ser la de un hermano, familiar, un padre, un buen amigo, etc. 

En cuanto al desamor de su esposo, siempre quedará cierta parte de sufrimiento que podrá aceptar con una actitud de esperanza y de perdón, propia de quien ha sido capaz de construir sobre su presente, por difícil que haya sido.

Mi consultante secó sus lágrimas e irguió su postura… había comprendido.

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