Por él Malloco -y el mundo- es mejor

Conoce la bonita labor del misionero Félix Zaragoza en Santiago de Chile... y cómo puedes ayudarle tú

En la periferia de Santiago de Chile, se encuentra Malloco. Esta pequeña localidad de la Comuna de Peñaflor sin duda es mejor gracias a la Parroquia Niño Dios.

Su responsable es el padre Félix Zaragoza, un misionero de origen español que lleva 32 años en Chile.

Obras Misionales Pontificias nos muestra la labor de este sacerdote de la diócesis de Toledo.

Además de elevar el espíritu de la comunidad y facilitar el encuentro de las personas con Jesucristo, realiza una gran actividad caritativa.

Templo, colegio, residencia, farmacia, comedor social,…

Con la colaboración de un equipo de laicos, lleva adelante un colegio con cerca de dos mil alumnos, con más de 400 bebés en la guardería.

También una residencia–hogar con 70 abuelitos, que en esta situación de pandemia no pueden recibir visitas y donde varios han fallecido.

Y una farmacia para poder facilitar medicamentos, un ropero y “ollas» para hacer comida y entregar a todas las personas necesitadas.

El padre Félix Zaragoza explica qué es lo que le mueve:

“Creemos que la Iglesia, sobre todo en un tiempo de secularización tan fuerte como el que está teniendo Chile por distintas causas, es hacer presencia de Jesús Samaritano”.

“La solidaridad está en el servicio, sobre todo de los más vulnerables”.

El sencillo pero profundo mensaje que el sacerdote envió a su comunidad cuando el confinamiento obligó a cerrar puertas habla solo de amor:

Tanto trabajo por hacer…

Chile es uno de los países con más desigualdades en el mundo, según explica el misionero:

“Hay gente que puede vivir como se puede vivir en Londres, en Madrid o Barcelona, pero hay otros que viven con mucha necesidad, que no tienen techo para dormir y que no tienen la comida de cada día”.

En el ámbito educativo también indica que es importante el colegio, para que “la mamá pueda trabajar, porque muchas son mamás solteras, un 50% de los niños nacen fuera de una familia digamos establecida”.

A la parroquia algunos la llaman «refugio de pecadores», y su párroco explica por qué:

«Es donde pueden acudir las mamás solteras para bautizar a sus hijos, donde el niño puede tener una guardería y un colegio gratis”.

¿Alguien quiere ayudar?

El padre Félix Zaragoza trata de animar a quien se sienta llamado a ayudar en este lugar con tanta necesidad, material y espiritual:

“Una parroquia donde la mayoría se considera católico, con más de 50.000 habitantes y un solo sacerdote para las misas, con más de 700 bautizos, más de 300 comuniones y cerca de 200 confirmaciones, con más de 700 funerales en 2020”.

Y pide también oraciones para “poder seguir realizando la misión en esta comunidad, con esta gente, porque la Iglesia necesita dar testimonio de fe y de compromiso».

Para el misionero, “la evangelización tiene que ser un proceso también de humanización, de vida digna.

“Por eso empezamos con los más chiquititos con las guarderías infantiles hasta el hogar de ancianos, ¿para qué?, para que todo hijo de Dios pueda tener una vida lo más digna posible, aquí en esta tierra y luego plenamente en la esperanza que tenemos de vivir todos en igualdad en el cielo”.

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