La llaman “la madre de la telenovela” latinoamericana, con más de 40 obras para radio y televisión. Una guionista humanista que detestaba la violencia y privilegiaba los sentimientos. Falleció este martes 29 de junio.
Traducida a varios idiomas, su obra alcanzó a impactar en varios continentes. ¿Quién no sabe que España se paralizaba durante las transmisiones de los capítulos de Cristal? Japón igual. En América, de arriba abajo, es improbable que exista alguien que no haya seguido fielmente los capítulos de novelas como Lucecita, La señorita Elena, Tu mundo y el mío, Esmeralda, Kassandra, Una muchacha llamada Milagros, La Zulianita, Guadalupe, Marielena, Leonela, Cristal, Monte Calvario….y para usted de contar.
La escritora, de origen cubano, falleció este martes, 29 de junio. Tenía 96 años. Había nacido en Cuba en 1924, en La Habana. Desde 1960 hasta 1985 estuvo activa, escribiendo sus famosos guiones para distintos canales de Venezuela –donde residió intermitentemente a fin de supervisar las grabaciones de sus obras- , Argentina, México y Estados Unidos.
Estudió en la Universidad de su Habana natal, donde se graduó en Filosofía y Letras recibiendo un doctorado en 1948. Con su esposo Bernardo Pascual, director de telenovelas, formó una familia de 5 hijos y residía en Miami desde que dejó Cuba en 1966.
Venezuela, la época dorada
Ya desde 1949, Delia escribía en Cuba, cuando adaptó su primera telenovela Soraya en 1957. Pero fue el canal Venevisión el que transmitió su primera telenovela, la celebérrima Lucecita –original de Delia Fiallo- protagonizada por Marina Baura y José Bardina en 1967 y que ha sido versionada posteriormente en varias ocasiones y con distintos elencos, siempre con un rotundo éxito de audiencias.
Igual ocurrió con Esmeralda, también protagonizada, en su versión original, por el renombrado actor José Bardina acompañado por la archiconocida actriz Lupita Ferrer. La última que escribió fue la no menos popular Cristal en 1985, protagonizada por Jeanette Rodríguez y Carlos Mata. El éxito arrollador de esta producción fue realmente impresionante, tanto, que Delia Fiallo dijo: “Hasta aquí”. Y se dispuso a dedicar todo su tiempo a su querida familia.
Decía que fue en Venezuela donde se sintió más respetada. «La época dorada de mi profesión fue (durante) los años que produje en Venezuela» (…) Respetaban mi creatividad, no me cambiaban nada. Yo elegía el reparto, yo elegía la música», contaba a la prensa. Pero no volvió a pisar el país desde que en 1998 Hugo Chávez salió elegido presidente.
De hija única a familia única
En Octubre del 2011, la exitosa guionista declaraba a la prensa que preparaba sus memorias pues ya no tenía la presión del tiempo que sentía cuando escribía sus telenovelas, lo que representaba una diferencia notable en su vida. Confiaba que ya no tenía apuro porque su prioridad era atender a su esposo, a sus cinco hijos, sus 13 nietos y su perro Chico, de 12 años. «Estoy disfrutando de mi ocio, de mi familia, y de mi vida». Un disfrute que no cambiaba por fama ni éxitos. Fue hija única y tener una familia numerosa era su mayor tesoro. No fue de esas celebridades cuyo éxito quiebra la vida privada. Su familia fue para siempre única y hermosa.
«Durante todos esos largos años que estuve trabajando hice un gran sacrificio, apenas pude disfrutar de nada», expresó la autora nacida en La Habana, quien escribió su primera novela para la radio en 1950. «No pensaba en la fama, no pensaba en el triunfo, pero sin embargo estaba trabajando para alcanzarlo inconscientemente», confió.
Y bien que lo merecía. Eran tiempos en los que tenía que escribir 35 páginas diarias de la telenovela de turno. Tiempos en que terminaba una novela y debía arrancar con la otra al día siguiente, sin tregua y menos descanso. Un sacrificado trabajo cuando no se disponía de internet, ni de fax, ni existían los socorridos recursos con los que contamos ahora para trabajar a distancia. «Terminaba de escribir el capítulo y salía al aeropuerto a pedirle a un pasajero que me llevara el capítulo (…) y algunas veces lo dictaba por teléfono». Así eran las cosas en su época de oro.
Pionera y madre
Durante su retirada -que nunca fue completa- planeaba una recopilación de sus producciones y su autobiografía. Y dijo al portal Universo que trabajaría en ello «por lo menos de aquí a un año». Como no le gustaba la computadora ni sabía manejarla, Fiallo empleaba su máquina de escribir Adler, la misma que compró al llegar exiliada a Miami casi 50 años atrás. Delia podía estar orgullosa y presumir de pionera pues, ciertamente, fue la primera que escribió una novela de continuidad en horario estelar en toda América Latina .
Precisamente, por la aportación que dio al género del melodrama rosa en los años 70 y 80 era apodada la «madre de la telenovela latinoamericana».
«Era la maestra, la mejor»
Lupita Ferrer, una de sus afamadas protagonistas, dijo a EFE que debía su «fama» a Fiallo por el papel que hizo en «Esmeralda», una de sus telenovelas de más éxito. Lupita tiene una hermana que está casada con el único hijo varón de la escritora cubana, el psiquiatra Bernardo Pascual, así que es «de la familia».
El actor y cantante venezolano Carlos Mata, el protagonista masculino de «Cristal», otra de las novelas de más éxito de Delia Fiallo, se mostró impactado por la noticia del deceso de la escritora: «Aún estoy perplejo. Uno cree que la gente dura para siempre, sobre todo la gente preciosa como ella», señaló Mata, quien habló con Fiallo por última vez hace un año y la encontró «lúcida y cariñosa».
Todos coinciden en considerarla “la mejor maestra”.
“Se olvidan de los sentimientos”
Hace días, en medio del dolor por la muerte de Delia Fiallo,Swissinfo.chpublicaba detalles de un reportaje de la agencia EFE sobre ella, donde vertió algunas de sus preocupaciones y convicciones más interesantes, reveladoras de su ética profesional y su condición humana basada en los valores que aprendió de su familia y su formación.
En una entrevista con EFE en 2018, Fiallo confesó con pesar que el género de la telenovela, del que ella fue precursora en Cuba y en Venezuela, quedó «destruido» por el hecho de que los guionistas enfatizan ahora en la acción, la violencia y el narcotráfico, «olvidándose de los sentimientos». Tal vez ello explique cómo la violencia aporta un triunfo puntual y efímero, mientras que las obras escritas por Delia Fiallo no pierden vigencia. Antes bien, aún versionadas varias veces, capturan a la audiencia y repiten el éxito en cada ocasión.
La autora recibió en 2018 un homenaje en Miami de la organización Herencia Cultural Cubana, oportunidad en que enfatizó que los productores «no se dan cuenta o no quieren ver que están produciendo para una minoría que le gusta la violencia, la morbosidad».
Sus telenovelas han sido versionadas a través de los años en diferentes países e idiomas, lo que suma un total de más 80 versiones exitosas.
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