San Apolinar, el seguidor de san Pedro convertido en obispo sanador

Mártir en la persecución de Vespasiano es famoso por obrar curaciones milagrosas

San Apolinar se encuentra entre los primeros mártires del cristianismo. Nació en Antioquía del Orontes, en la actual Turquía.

Procedía de familia pagana, pero siendo joven escuchó la predicación de san Pedro y se convirtió al cristianismo.

Según el martirologio romano, fue ordenado obispo por el mismo san Pedro y enviado por él a la ciudad de Rávena (actual Italia).

Nada más llegar, curó a la esposa del tribuno y esto le valió la ira de las autoridades, que le obligaron a sacrificar a los dioses. San Apolinar se negó. Era la época de persecución del emperador Vespasiano.

Padeció martirio con una paliza que le propinaron cuando regresaba de una visita a una leprosería. Siete días después, el 23 de julio del año 75, falleció.

En el lugar de su martirio, en el puerto de Rávena (llamada Classe durante el imperio romano), se edificó la iglesia de San Apolinar in Classe en el siglo VI. Tres siglos más tarde fueron trasladadas sus reliquias a una nueva iglesia llamada San Apolinar Nuovo. En 1748 se trasladaron a la antigua basílica, que fue reconsagrada.

Su fiesta se celebra el 20 de julio.

Patronazgo

San Apolinar es patrono de Rávena y de Dusseldorf (Alemania).

Oración

Glorioso san Apolinar,
primer obispo de Rávena,
discípulo de san Pedro
y mártir santo de Nuestro Señor Jesucristo:

Los muchos milagros que Dios realizó
siendo tú el medio para ello
son muestra del gran favor, estima y predilección
que gozas ante Él.

Curaste a la esposa de un oficial
de manera tan milagrosa
que se convirtieron a la verdadera fe.

También lo hiciste con el sordo Bonifacio
y con todos los que a ti acudían
con verdadera fe y en busca de milagrosa curación.

Tantas persecuciones, capturas y torturas sufriste
acabando martirizado,
que Dios te ha elegido como uno de sus favoritos
para seguir realizando curaciones milagrosas
después de tu muerte y ya disfrutando de la gloria junto a Él.

A ti acudo, santo mío,
para que por tu intercesión Nuestro Señor
realice el milagro de la curación de (decir el nombre del enfermo)
que sufre de enfermedad, males y dolores
de los que quedará sanado gracias a tu poderosa intervención y mediación.

Porque sufre en ti y tú ya conoces lo mucho que ha padecido,
te ruego, santo obispo de Dios,
a ti, que en vida tanto sufriste,
que mires piadosamente a (decir el nombre)
y le concedas recuperar la salud
si es para el bien de su alma y para mayor gloria tuya.

Amén.

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