¡Atención! El amor te espera aquí y ahora

Estar en vela tiene que ver con ese don. Contemplo lo que me rodea y agradezco. Miro mi vida, mi cuerpo, mis sueños.

Miro lo que tengo y lo que aún no poseo, pero eso no me inquieta. Cuando presenteo miro mi vida en vela, despierto y atento.

Nada me inquieta en ese presente que paladeo. Cada segundo, cada momento que va pasando ante mis ojos.

No me turbo, no me inquieto. Estoy en vela, tratando de retener en mi alma todo lo que puedo contemplar, oler, sentir, oír, medir. La vida no se me escapa en ese instante sagrado.

Encontrar a Dios ahora

Di Love You StockShutterstock

Me gusta la eucaristía en la que la muerte y la vida de Jesús vuelven a ser presente. Y ese momento de adoración en el que Jesús y yo estamos solos, en un momento sagrado de intimidad.

Me gustan esas conversaciones en las que nada se interpone, ni siquiera la pantalla que me puede separar de ti. Allí los dos solos en presente aquí y ahora viviendo la vida.

Me gusta el te quiero dicho en presente, aquí y ahora. Presenteo mi momento, lo que vivo.

En presente puedo escuchar mi vida, sentir mis pasos de ahora y agradecer por mi pasado. Puedo descansar en el Dios de mi historia.

Y ahí se me revela el sentido de mi propia vida. En esa vela audaz, paciente y confiada se me revela el rostro de Dios que va conmigo, me abraza, me ama y en presente escucho su voz:

La lectura de la propia vida, realizada con un sentido espiritual, se revela como uno de los gestos más sagrados e importantes que pueden llevarse a cabo, un gesto que, lamentablemente, suele descuidarse o realizarse demasiado tarde, concretamente poco antes de morir».

Giovanni Cucci SJ, La fuerza que nace de la debilidad

Aprovechar la vida

Olga Mazina | Shutterstock

El adviento es un tiempo de espera, de velar y esperar a que Dios se me revele en esa búsqueda paciente, detenida en este tiempo que vivo, que desgrano.

Presentear tiene que ver con velar. Con estar atento a la vida que me muestra el sentido último de mi existencia.

Estoy aquí para dar esperanza, para señalar el camino con mi vida, con mis gestos, con mi amor.

Aquí y ahora. En este camino que recorro y en estas horas que se me deshacen suavemente entre mis manos.

Así quiero vivir cada día. Sin dejar pasar la oportunidad de amar a los que están conmigo ahora. Al que recorre mis mismos pasos. Al que Dios me ha regalado para mirar la vida.

Así, sin interferencias, sin nadie que moleste mis pasos, quiero vivir en presente este Adviento.

Caminando hasta Belén y buscando a Dios que se hace carne para recorrer mi vida.

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