En poco tiempo la iglesia se convirtió en santuario, lugar de ferviente devoción mariana. Papa Benedicto XV la llamaba la “Lourdes romana”, por los tantos milagros que la Virgen concedía a los fieles.
Esto se puede ver en los tantos exvotos colocados alrededor de la capilla de agradecimiento por la gracia recibida.
La iglesia
La iglesia surgió en el siglo XII, dedicada a san Andrés, denominada “delle fratte” (de las malezas), porque en ese tiempo era un lugar lleno de hierbas.
En el siglo XVI papa Sixto V, adjudicó la iglesia a los mínimos de san Francisco de Paula.
Más tarde en el siglo XVII, sobrelleva una importante restructuración a cargo de Borromini, que la transforma en una joya arquitectónica, como podemos ver en su hermoso campanil.
Los romanos, siempre ingeniosos con su parloteo, lo llaman el “campanil bailarín”, porque oscila ligeramente a cada campanada.
Poco a poco la iglesia que Pío XII elevó a basílica el 25 de abril de 1942 (centenario de la conversión de Ratisbona). Se convirtió como tantas iglesias en un pequeño museo de importantes obras artísticas.
Allí están dos de los ángeles originales del puente san Ángel, que esculpió Bernini por comisión de papa Clemente IX. Se encuentran en san Andrés de las malezas, porque fueron consideradas muy bellas para dejarlas a la intemperie en el puente.
La Capilla de la Virgen del Milagro
La capilla que primero tenía un gran cuadro con la imagen de san Miguel Arcángel, luego de la aparición fue remplazada por una imagen de la Virgen, obra de Marcello Piacentini.
María está representada tal como se apareció a Ratisbona, de pie, sola sin su Niño. Los rayos de la gracia brillan en las yemas de los dedos mientras se encuentra parada sobre las nubes con los pies descalzos.
El altar con la pintura está decorado con alabastro y mármol blanco veteado de negro y tiene cuatro columnas corintias en mármol verde antiguo.
A su lado derecho se encuentra un busto de Maximilano Kolbe y a su izquierda un busto de Alfonso Ratisbona.
San Juan Pablo II
El 28 de febrero de 1982 fue visitada por papa Juan Pablo II, recordamos algunas de sus palabras:
Me gusta recordar dos hechos que marcaron felizmente la historia de la Basílica: la repentina conversión de Alfonso Ratisbona tras la misteriosa aparición de la Virgen Inmaculada, y la celebración de la primera Misa del Beato Maximiliano Kolbe en el Altar de la Virgen Milagrosa.
Estos eventos pasados nos colocan en la necesidad de una vida cristiana siempre más comprometida y alegre.
Publicar un comentario