Por esto hago arte

Deseo contagiar esperanza en un mundo tan apagado, lleno de deseos incumplidos, y los sueños que han nacido me dan vida

Quiero inventarme más sueños. Vivir con paz. Sembrar los desiertos y regar la soledad.

Quiero caminar despacio para no llegar tan pronto. Aspiro a las alturas que aún no distingo desde lejos.

No necesito dejar nada si no pienso volver a buscarlo. Cargo en mi alma el peso de tantos pasos mal dados…

Y no me fatigo en vano, siempre está clara la meta que persigo entre sombras.

Deseo contagiar esperanza en un mundo tan apagado, lleno de deseos incumplidos. Y los sueños que han nacido me dan vida.

Es siempre un nuevo comienzo, un nuevo camino, un inicio que brota en mi alma. Aspiro a vivir con un sentido, feliz, alegre y descomplicado.

Palabras que dan vida

A veces no me resulta y me complico. Me turbo y me confundo. Pero no quiero que el stress y las angustias me quiten la paz que habito, esa paz soñada.

Tengo deseos guardados muy dentro que me dan vida y dan vida a muchos.

Siempre me sorprende. Espero que suceda un día lo que hoy nadie me asegura, porque el futuro es incierto. Anhelo lo que aún no sucede, quizás nunca ocurra.

Me gustan las palabras que tienen vida, y las que llenan de luz los silencios y las oscuridades.

Esas palabras que desgranan historias inventadas o verdaderas. Cuentos o vidas reales. Esas historias que ponen nombre al sueño que se dibuja en mi alma.

Leer y escribir parece sólo un juego, pero da vida a mi alma. Sé que las palabras crean realidad y cobran vida al ser escritas o leídas:

«Cada libro, cada volumen que ves aquí, tiene un alma. El alma de la persona que lo escribió y de aquellos que lo leyeron, vivieron y soñaron con él. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien baja sus ojos a las páginas, su espíritu crece y se fortalece».

Carlos Ruiz Zafón, La sombra del viento

Escribo y dejo parte de mi alma en cada palabra. Leo otras historias y recobro el alma dejada por los que escribieron.

Obras de esperanza

Me dan vida mis historias y las que otros cuentan, pintan o esculpen. Las canciones que escucho y se cuelan dentro de mi alma.

Por lo que entrego merece la pena vivir amando. Sé que puedo ser interpretado, olvidado o juzgado. No temo el juicio de los hombres. Poco importa.

Al escribir dibujo retazos de mi historia, de mi presente, de mi futuro. Y algo cobra vida a mi alrededor, dentro de mí, como una fuente que llega al cielo.

Una historia, una imagen, un grito, un gesto de amor cansado, una esperanza llena de colores plenos, de luces y jardines floridos.

Leo y cobran vida esas palabras que parecían muertas. Como un cuadro olvidado que recogió en su retina la imagen estática de un mundo en continuo movimiento. Un solo instante grabado por un pintor.

Me gustan las palabras alegres que describen el cielo en la tierra. Esas palabras que liberan y pacifican. Las que llenan el alma de ilusión y contagian optimismo.

Vida y sueños plasmados

Me da vida soñar con lo que aún no poseo como una paloma que alza su vuelo indomable.

Me imagino lo imposible atado entre mis dedos. Y acaricio lo que no es real salvo en mi sueño.

Dibujo con palabras, mis pinceles nuevos, la vida que no vivo y la vida sí vivida. La que he soñado y la misma vida que abrazo. La vida temida y la vida amada. La olvidada un día y la que nunca olvido.

El papel no le hace ascos a estas palabras mías, lo soporta todo. Recoge mis palabras mientras coloreo sueños con ellas.

Dibujo amaneceres con luces nuevas, recién nacidas. Y borro desencuentros que me hacen tanto daño.

No escribo una historia falsa, sino la más verdadera. Puedo dibujar un mismo paisaje, una historia, con retazos de verdad, con mis propias palabras.

Pinto, canto, esculpo, dibujo, hago arte, siento. Y la vida se queda plasmada en obras que el tiempo conserva para siempre.

Ayudar a que Dios toque almas

No me importa aprender de otros, siempre me aportan. Yo sólo doy lo que tengo y no me da miedo la vida que no abarco.

En mis límites sueño con superarme y llegar más lejos. Espero tocar más almas heridas y rotas.

Hacer más cosas por los demás, son pocas las que hago. No lo consigo porque soy débil. Y me acomodo pensando que no puedo llegar tan lejos.

Dibujo halcones surcando el cielo. Pretendo llegar yo tan lejos. Abarcar más espacios, más montes y valles, más ríos y mares.

Es todo tan poco y al mismo tiempo es tanto… Es de Dios la inmensidad de sus frutos, la luz de su mirada. Eso me basta.

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