Familias misioneras Km0: cambiar el mundo permaneciendo en la parroquia
Mantienen su trabajo y llevan una vida normal, pero viviendo en la parroquia. Son familias que deciden llevar a Cristo hasta los confines del mundo, es decir, a los que están muy cerca, pero perdidos
Dices “misión” y piensas en valerosos campeones de la fe que van a lugares remotos, en los confines del mundo. Sin embargo, los confines del mundo están aquí, donde parece que un saludo entre vecinos es un esfuerzo digno de Hércules o la gente se ignora mutuamente esperando a los niños a la salida de la escuela. Perdidos sin ir muy lejos, entre los vecinos y la vida…
De misión en su propia casa
La misión de Kilómetro 0 es una visión preciosa dentro de la Iglesia. Lo supe leyendo la hermosa contribución de Elisa Calessi en Mujeres Iglesia Mundo de abril.
En ella relata la experiencia de muchas familias que eligen vivir en la parroquia para apoyar al sacerdote y enriquecer la experiencia de fe y comunidad.
La pareja mantiene el trabajo y la familia su propio ritmo (escuela, trabajo, ocupaciones semanales), pero vive los espacios parroquiales con un estilo de apertura y escucha.
La primera tarea de la familia es estar presente “en el umbral” con un estilo de acogida y apertura a quien llama, especialmente a quien se siente alejado de la vida de las comunidades parroquiales.
En base a las necesidades de la comunidad, se eligen tareas de animación pastoral, no para reemplazar a los laicos que ya están en la parroquia, sino para apoyar una presencia laical cada vez más acertada y significativa.
Famiglie missionarie a km0
Hoy hago una rápida incursión en la aventura de estas familias, proponiéndome luego hacer lo que ellas dicen, ir a llamar a sus puertas, compartir otros testimonios, sorpresas descubiertas de sus propias voces.
Una iglesia vecina, plural, fraterna
Son familias normales, que hacen su vida normal, compuesta de trabajo e hijos. Simplemente se han mudado a la parroquia.
Se trata de una hipótesis misionera presente sobre todo en la diócesis de Milán, pero que también se está extendiendo a otras ciudades. Así lo resume Elisa Calessi:
En Milán hoy hay 32 familias. Pero las hay en Treviso, Padua, Verona, Turín, Reggio Emilia, Bolonia, Florencia, Ancona.
Y también se acercan familias que nunca fueron al extranjero. No son sacristanes. Tienen trabajos externos. Pagan los servicios públicos, a menudo incluso el alquiler.
Obviamente participan en la vida de la parroquia. Pero más que los roles, la novedad es su misma presencia. En algunos casos, es una fraternidad ampliada.
Mujer Iglesia Mundo
¿Por qué una misión así?
¿Pero por qué? El impulso inicial de esta verdadera vocación provino de algunas familias que regresaban de misiones en el extranjero.
La hipótesis era la de vivir la misma fraternidad incluso en sus mismas casas.
La conversión no concierne sólo a los pueblos alejados de la fe cristiana, sino a cada uno de nosotros, incluidos fieles y practicantes.
La presencia de estas familias no es una invasión de campo respecto a la tarea del sacerdote. Es un trabajo en equipo para llevar a todos el rostro de una Iglesia que es casa (con ruido de platos y risas y lágrimas de bajo fondo).
El Km0 es una forma virtuosa de valorar el territorio, vale para la agricultura y vale para las personas. Hace florecer las presencias.
Que una parroquia se pueda asociar al rostro acogedor y amigable de la madre, el padre y los hijos puede ser motivo de curiosidad y acercamiento para muchos.
Superados ciertos prejuicios sobre la austeridad del mundo eclesiástico, llegamos a la – ¡maravillosa! – “pastoral del café”.
“La vida en la parroquia no es un “afterwork” -explican-. Buscamos la profundidad de una fe compartida, a partir de las ocasiones de la vida normal”. Lo llaman la “pastoral del café”, en el sentido de que incluso un gesto tan simple puede convertirse en una oportunidad: “En un ambiente familiar es más fácil conocerse, confiarse y rezar”.
El domingo el lugar de la misión es el atrio de la iglesia: “Nos encontramos con la gente después de la Misa y compartimos momentos de vida, a veces aparentemente insignificantes, pero son estas atenciones las que nos ayudan a familiarizarnos”.
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