Servidor de Cristo
Giovanni Battista Enrico Antonio Maria Montini, el Papa Pablo VI, nació en Lombardía (Italia), el 26 de septiembre de 1897. Fue el segundo de los tres hijos del matrimonio entre Giorgio Montini -abogado, periodista, director de la Acción Católica y parlamentario italiano- y doña Giudetta Alghisi.
El 29 de mayo de 1920, a la edad de 22 años, Giovanni Battista Montini fue ordenado sacerdote y enviado a Roma para culminar su formación. Cursó estudios en la Pontificia Universidad Gregoriana, la Universidad de Roma La Sapienza y en la Academia Pontificia Eclesiástica. Una vez concluidos sus estudios, fue asignado a la oficina de la Secretaría de Estado, donde trabajó por 30 años.
El 1 de noviembre de 1954, con 57 años de edad, Montini fue nombrado Arzobispo de Milán y unos años más tarde sería creado cardenal, el 15 de diciembre de 1958.
En consonancia con el Espíritu: el Concilio
A la muerte del Papa San Juan XXIII en 1963, cuando aún se estaba realizando el Concilio Vaticano II, el Cardenal Montini fue convocado a participar del cónclave que elegiría al sucesor del “Papa bueno”. El cónclave concluyó eligiéndolo como el nuevo sucesor de Pedro, el 21 de junio de ese año.
El recién elegido Papa tomaría el nombre de Pablo VI. Su pontificado llevó a buen puerto el trabajo de “renovación en continuidad” que propuso Juan XXIII al iniciar el Concilio. Es decir, una renovación que no significase un quiebre con la tradición, y que al mismo tiempo implique una mirada desde el Evangelio de cara al futuro. Pablo VI supo entender correctamente las mociones del Espíritu Santo y poner a la Iglesia a tono para afrontar los nuevos tiempos.
El Papa San Pablo VI dio por concluido el Concilio Vaticano II el 8 de diciembre de 1965.
Magisterio en favor de la vida y la familia
Escribió seis encíclicas: Ecclesiam Suam (6 de agosto de 1964), Mense maio (29 de abril de 1965), Mysterium fidei (3 de septiembre de 1965), Christi Matri (15 de septiembre de 1966), Populorum Progressio (26 de marzo de 1967), Sacerdotalis Caelibatus (24 de junio de 1967) y Humanae Vitae (25 de julio de 1968) -sobre la regulación de la natalidad-. Esta última constituye un hito histórico al haber marcado el derrotero que ha de seguir la Iglesia en términos de la defensa de la familia, la castidad y la sexualidad; al tiempo que sigue impulsando una auténtica revolución moral y social en un mundo cada vez más secularizado.
Un Pontífice para los nuevos tiempos
El Papa Pablo VI también impulsó el diálogo ecuménico. Han pasado a la historia algunos de sus gestos de acercamiento a las Iglesias de Oriente, como su histórico abrazo con el Patriarca de Constantinopla, Atenágoras, en 1964, y el mutuo levantamiento de excomuniones. Además, fue él quien inició la era de los viajes pontificios con visitas a países de los cinco continentes, incluyendo un viaje a Tierra Santa y una presentación en la sede de la ONU en Nueva York. Cabe señalar que, en este esfuerzo por acercar a los miembros de la Iglesia, pasó por momentos difíciles como el producido en Filipinas en 1970, donde fue blanco de un intento de asesinato.
En el motu proprio “Ecclesiae sanctae” del 6 de agosto de 1966, el Papa Pablo VI estableció que los obispos debían presentar su renuncia al cargo al cumplir los 75 años de edad. Este requisito se hizo extensivo a los cardenales en 1970. También modificó el proceso de elección papal, al establecer que solo los cardenales menores de 80 años pueden participar en los cónclaves. Asimismo, en 1969, el santo promulgó la reforma litúrgica posconciliar.
Legado papal
Pablo VI, entre otras importantes tareas, celebró seis consistorios entre 1965 y 1977; creó a los cardenales Karol Wojtyla en 1967 y a Joseph Ratzinger en 1977.
El Papa San Pablo VI falleció en Castel Gandolfo el 6 de agosto de 1978, después de un pontificado de 15 años. Fue beatificado el 19 de octubre de 2014 y canonizado el 14 de octubre de 2018 por el Papa Francisco.
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