"Todo lo daré a María, por María y en María", escribió Charles de Foucauld. Cada mes de mayo, tradicionalmente dedicado a la Virgen, le rezaba con sorprendente profundidad: esperaba siempre poder revivir, gracias a María, una nueva conversión espiritual
Unido a María desde la muerte de su propia madre, cuando apenas tenía 6 años, Carlos de Foucauld decía en sus meditaciones pascuales que había que seguir las huellas de María para gozar de la presencia de Cristo resucitado.
Cada año, cuando se acercaba el mes de mayo, esperaba que este tiempo tradicionalmente dedicado a la Virgen le permitiera experimentar una nueva conversión.
Lo esperaba con impaciencia, tan miserable se sentía a los ojos de Dios. Nada le parecía suficiente para rezar a María: invocaciones, alabanzas, rosarios, actos de consagración…
Descubre todas las formas de devoción mariana practicadas por Carlos de Foucauld, particularmente en el mes de mayo.
1Pedir A NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO Socorro ser conducido POR ELLA
Consciente de su pobreza espiritual, Carlos de Foucauld se puso en 1893 bajo la protección de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Invocando constantemente su nombre, esperaba obtener de su Hijo resucitado el perdón de Dios para él y para todos los hombres.
Fue en la Navidad de 1893, período en que se encontraba espiritualmente perdido, cuando instintivamente comenzó a buscar su ayuda, porque temía las artimañas del Maligno.
Invocando especialmente el Corazón de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, le pide que lo lleve en sus brazos, como llevó a Jesús de niño:
«Oh Madre del Perpetuo Socorro, ayúdame, guárdame, para que pueda ser obediente a tu Hijo»
Esta oración le permitió mirar todos los acontecimientos de su vida como si se desarrollaran bajo la mirada de María.
2SUPERAR LA SOLEDAD CON NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO
En sus escritos espirituales, Charles de Foucauld afirmó varias veces que el rosario se había convertido en su arma en la lucha contra el Mal.
El rosario le ayudó a superar su soledad, que a veces era difícil de soportar. Gracias al rezo del rosario se sintió interiormente acompañado por Dios.
El monje amaba particularmente los misterios gloriosos que, dijo, lo llenaban de felicidad. Al recitarlos, Carlos se sumergía en la contemplación reforzada por la belleza del Sahara que lo rodeaba.
Por eso, el padre de Foucauld aconsejó a todos los que estaban tristes o desanimados que rezaran a estos misterios gloriosos, para experimentar una alegría reconfortante.
Para convencerlos, incluso representó gráficamente todos los misterios del rosario.
En el centro de una pequeña caja de cartón, marcó un corazón en el que hay una cruz ascendente con la inscripción: Jesús-Caritas.
De este corazón salen quince rayos que indican quince virtudes -por ejemplo, pureza-, acompañados de un breve comentario.
– I. La Anunciación. Dios encarnado en María; Soledad
– II. La Ascensión. Nuestra conversión está en el cielo. Nuestra vida está escondida en Dios con Jesús…; El amor de Dios
– III. Pentecostés. El Espíritu del Amor está a la puerta y llama para reinar por siempre en nosotros; Esperanza
– V. La Coronación de la Santísima Virgen en el cielo. Con la ayuda de nuestra Madre, la esperanza también existe en este día en el cielo.
3ESTAR DISPONIBLE PARA MARÍA
Carlos de Foucauld quería estar completamente disponible para María. En sus apuntes espirituales recogidos en Viajero en la noche, lo concreta en tres actos:
- Quiero guardar en mí la voluntad de dar a María todo lo que tengo para ofrecer: mis obras, mis oraciones, mis sufrimientos, todo lo que me satisface, toda mi vida espiritual, para dárselo finalmente a Jesús. Me uniré a María, todo lo daré a María, por María y en María.
- Daré toda mi vida apostólica y mi vida espiritual a María.
- Me transformaré en María: trabajaré para transformarme en María, para convertirme en otra María viva y activa. Me transformaré en ella y le daré mis pensamientos, mis anhelos, mis palabras, mis obras, mis pensamientos, mis anhelos, mis palabras, mis obras, mis oraciones, mis sufrimientos, toda mi vida y mi muerte.
4HACER UN ACTO DE CONSAGRACIÓN A MARÍA
La fiesta de la Presentación del Señor, que marca el final del período navideño, fue una oportunidad para que Carlos de Foucauld ofreciera su vida por los pueblos del Sahara.
Como él mismo dijo, este regalo sacrificial hubiera sido en vano sin la intercesión de María. Quería que ella lo guiara, que lo protegiera de sí mismo, que le diera la gracia de invocar constantemente su nombre, para que supiera seguir “el perfume de Cristo”.
En su «Consideraciones sobre las fiestas del año”, Foucauld constata el aliento de la misma Virgen María:
“Invóquenme en el sufrimiento, en la debilidad, en los momentos de pereza, les ayudaré siempre que lo pidan. Mediten el Evangelio para imitar a su Hermano: vengan, sirvan, imiten, lo verán ahora y en la eternidad, lo verán en cuanto lo amen. ¡Coraje! ¡Quiéranme!».
5Rezar con Catalina Labouré, cantar el Mes de María
El culto mariano de Foucauld estaba ligado a la piedad popular. Por eso le gustaba rezar el Ángelus y la oración de Catalina Labouré:
«Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti»
En el mes de mayo, le gustaba citar las palabras de una canción francesa muy conocida:
Es el mes de maria
Es el mes mas bonito
A la Virgen querida
cantémosle un canto nuevo.
Adornemos el santuario
con nuestras más bellas flores
Ofrezcámonos a nuestra Madre
y nuestros cantos y nuestros corazones.
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