En pocas horas, se convirtió en el "héroe de la mochila". Henri, un joven peregrino católico que lleva dos meses recorriendo las catedrales de Francia, es uno de los que valientemente intervino en el ataque con arma blanca en Annecy. "Lo que pasó tiene un sentido", explica a Aleteia en esta entrevista
Cuando acababa de visitar la magnífica catedral de Annecy como parte de su «gira por la Francia de las catedrales», preparándose para emprender nuevas aventuras, Henri, de 24 años, se vio atrapado en el escalofriante horror de un ataque con arma blanca.
El jueves 8 de junio su destino cambia: se enfrenta a Abdalmasih H. armado con un cuchillo cuya hoja penetra en la carne de cuatro niños. Sin retroceder, salvo para esquivar los golpes que el agresor pretende infligirle, Henri le cierra el paso, antes de perseguirlo, acompañado de un joven profesor de matemáticas.
Su acto de valentía fue inmediatamente aclamado por toda Francia, y el joven peregrino se convirtió en el «héroe de la mochila». Siguieron, de forma desordenada y a un ritmo frenético, homenajes en redes sociales, radios y canales, encuentro con el Presidente de la República… Pocos días después de la tragedia, en entrevista con la edición francesa de Aleteia, Henri da testimonio, siempre con serenidad, de los motivos de su gesto y la fe viva que lo habita.
– Cuando interviniste para bloquear a Abdalmasih H., dices que no pensaste en ello y que actuaste «instintivamente», como empujado por algo. ¿Qué piensas que es?
Cuando entendí que no era un robo sino un ataque con puñaladas, mi cerebro realmente se bloqueó. Por eso hablo de instinto, porque es verdaderamente instinto primario por encima de todo. Humanamente hablando, es casi animal.
Pero si vamos más allá, estoy convencido de que este instinto es inspirado. Esta es la parte espiritual: de hecho, hay una especie de fuerza interior que se apodera de nosotros para hacer algo que no habríamos pensado que podríamos hacer.
– Cuando te encontraste cara a cara con el agresor, el miedo debió apoderarse de ti. Especialmente porque viste a alguien que parecía loco. Incluso hablas de una persona habitada por algo malo.
Sí, porque lo fue. No puedo sondear corazones ni mentes, es difícil hacer un diagnóstico o una opinión sobre este tipo de cosas, pero sentí en él algo poderosamente enfermizo, en sus ojos, en lo que emitía.
Además, cuando gritó el nombre de Jesucristo para atacar, recuerdo que le dije: «No hables de Jesucristo, no tienes nada que ver con Jesucristo». Yo tenía miedo, pero realmente no era consciente de que podía morir.
– En tus declaraciones has mencionado la figura de Arnaud Beltrame en varias ocasiones. ¿Te inspira especialmente este hombre?[Arnaud Beltrame, teniente coronel de la Gendarmería Francesa y creyente católico, murió asesinado en 2018 tras intercambiarse por un rehén durante un ataque terrorista, n. del E.]
Sí, mucho antes de este episodio le tenía una verdadera admiración. Su historia personal y su viaje espiritual me habían inspirado un inmenso respeto. Como hombre me siento cercano a él, como cristiano es un ejemplo. Su camino de conversión terminó ofreciendo su vida por los demás.
Rápidamente tuve la imagen de Arnaud Beltrame en mi cabeza, como una idea fija. Cuando salimos del parque para perseguir al agresor, después de dejar caer mi mochila, pensé: lo hizo él, así que lo haré también.
– Estabas en la ruta de las catedrales, que iniciaste hace varios meses. ¿Es su presencia en Annecy otra cosa que una coincidencia?
Aunque no quiero entrar en temas religiosos ni parecer una rata de sacristía, soy católico practicante, por eso creo en la Providencia. Creo que puedo decir que lo que pasó tiene un significado, y que Dios siempre está ahí, incluso donde no parece estar.
– ¿Es tu fe la que te ha «condicionado» para hacer esto?
Tengo suerte, porque caí en la «poción mágica» cuando era pequeño. Mi relación con Dios ha ido madurando durante 24 años. No puedo decir que sea algo evidente, todos los cristianos tienen dudas, obstáculos en su vida de fe, pero en momentos clave de mi vida, sentí esta presencia amorosa que quería hacer algo grande conmigo.
La recepción de los sacramentos, el escultismo, constituyeron hitos que me ayudaron a crecer y a sentar bases sólidas para tratar de actuar en coherencia con el mensaje de Cristo.
– Rápidamente te ha tocado estar en el candelero. En 24 horas, el peregrino casi desconocido que eras fue reconocido como héroe. Has sido llamado a dar testimonio de tu fe abiertamente, incluso aunque eso significa ser criticado a veces. ¿Qué has ganado con ello?
No ha sido agradable, y menos aún cómodo, salir así del anonimato. Pero sin embargo me digo a mí mismo que si esto sucede, es por algo, lo que me obliga a mirar todo esto con nuevos ojos, tomando la distancia necesaria. Me quejo un poco, porque es doloroso vivir con eso, pero aún así soy feliz de poder dar este testimonio.
Para mí, nada se pierde nunca. Incluso tengo el deber de actuar, de hablar. Los frutos que saldrán de esto, en cambio, no me pertenecen, y no dependen de mí. Nos pidieron sembrar, por lo demás, pase lo que pase. Digo lo que pienso, afirmo lo que creo. Si estoy al servicio de Cristo, nada malo puede salir de ello.
– ¿Hay algún santo en particular que te inspire?
Tengo un vínculo especial con la Santísima Virgen, a quien amo profundamente. Esta devoción mariana me viene de los canónigos de Lagrasse. Además de a ella, tengo afecto por cuatro grandes santos caballeros del Cielo: San Enrique, San Luis, Santa Juana de Arco y San Miguel Arcángel.
– ¿Qué pasaje de los Evangelios te gusta más?
«Cada vez que lo hicisteis con uno de estos pequeños que son mis hermanos, conmigo lo hicisteis».
– Le pediste a Emmanuel Macron poder asistir a la inauguración de Notre-Dame. ¿Por qué esto es importante para ti?
Es obvio que me alegra asistir a la inauguración de Notre-Dame, pero también es simbólico. Fue una forma de volver a centrar la atención en lo que realmente importa, mientras las cámaras nos enfocaban.
Quería decirle al Presidente de la República que lo que importa no es tanto el pseudohéroe, sino el mensaje que quiere transmitir. En este caso quería animar a todos a mirar lo grande y lo bello, a través de nuestras catedrales, nuestro patrimonio, nuestros paisajes.
Algo extremadamente doloroso y poderoso sucedió el jueves 8 de junio y rezo para que los políticos aprendan las lecciones correctas. Pero individualmente, cada uno a nuestro nivel y en nuestra vida, como franceses, como cristianos: alimentémonos de esta belleza que nos rodea, y levantemos la cabeza.
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