Argentina y un obispo que le hace frente al narcotráfico

No solo denunció a los criminales que comercializan estupefacientes en su provincia, Misiones, sino también a sus cómplices en el poder político, económico, judicial y de las fuerzas de seguridad.

Mil kilos de marihuana hallados en El Dorado. Unos dos mil en Montecarlo. Unos 200 kilos de marihuana en una balsa del Río Paraná. Otros 100 en un vehículo que circulaba por Puerto Iguazú. 2 kilos de cocaína en Candelaria, también junto al río. Dos hombres viajaban con 45 kilos de marihuana a la luz del día, también rumbo al río; huyeron. Una mujer detenida viajando con 4 kilos de cocaína en su mochila rumbo a Buenos Aires, en un ómnibus común. Seis años de prisión a un juez que beneficiaba narcos.

Las noticias son todas noticias de estas semanas en la provincia de Misiones, y dan cuenta de un drama silenciado entre tantos otros: el narcotráfico en una de las provincias más bellas del país, con mayor potencial turístico, pero también vía de ingreso de los estupefacientes al país.

En el marco del Día Internacional en la Lucha contra el Narcotráfico y el Uso Indebido de Drogas (26 de junio) uno de los obispos de Misiones, el obispo de Oberá, Daniel Bitar, hizo frente al narcotráfico con un duro comunicado.

A través de su mensaje no solo denunció a los criminales que comercializan estupefacientes en su provincia, sino también a sus cómplices en el poder político, económico, judicial y de las fuerzas de seguridad.

«Mercaderes de la muerte»

«El imparable tráfico y consumo de drogas pone en evidencia, por un lado, la facilidad e impunidad con la que se mueven los ‘mercaderes de la muerte’, es decir, los grandes narcotraficantes, como así también quienes se dedican al narcomenudeo», expresó el prelado en un comunicado junto a su equipo diocesano de Pastoral de Adicciones.

Asimismo, lamentó que «no hay ciudad o pueblo, barrio o colonia, plaza, vereda o parada de colectivo, en donde no se encuentren adolescentes y jóvenes consumiendo drogas de cualquier denominación».

«Todos los vemos. De día y de noche. Consumo y venta. Venta y consumo. La droga de hecho, circula libremente. Su voracidad es ilimitada», expresó.

Además, en declaraciones al programa «Otro día más» de Radio Social Club de Apóstoles, monseñor Bitar insistió en que esto no sería posible sin «complicidades diversas» y que «el poder económico es tan grande que infecta a ámbitos de poder».

Y cuestionó: «¿Qué pez gordo cae detrás del narcotráfico? Jamás van a delatar quienes venden porque ya sabemos cuáles son los códigos perversos. Caen pocos pesos pesados, las mulas o perejiles caen y quedan como esclavos».

ARGENTINA

@obispadodeobera

Camino por recorrer

Las rencillas políticas, la imparable inflación, dominan la agenda pública en tiempos de campaña rumbo a las elecciones presidenciales. De hecho ya poco enuncian los dramas del asesinato de la joven que se teme caiga en impunidad en el Chaco, o los conflictos en las calles de Jujuy. Y menos, los dramas del narcotráfico no tan solo en Rosario y Misiones, sino en todo el país.

«El mensaje es un grito y expresión de deseo, pero si no nos unimos, va a ser difícil contrarrestar esta ola furiosa y destructiva que se lleva puesto países (…) Creo que se está hablando un poco más y tomando conciencia, pero falta camino por recorrer para que la temática sea política de Estado a nivel nacional. Debería ser prioridad 1 en cada uno de los municipios», afirmó en esa línea monseñor Bitar.

La voz del obispo misionero se suma a la de equipos pastorales en todo el país, sacerdotes, religiosos y religiosas, y también obispos que alzan la voz denunciando, en no pocas ocasiones con una valentía que pone en riesgo su propia vida.

Recientemente, dábamos cuenta de un episodio de tiroteo contra un templo en Rosario, donde el Santo Padre designó obispo auxiliar a Fabián Belay, referente de la Pastoral de Droga-dependencia, que suele denunciar cómo la ciudad está tomada por los narcotraficantes y está en riesgo la vida de los referentes sociales y religiosos.

Actitud similar a la de Bergoglio

Al alzar la voz, en muchos casos los pastores no solo reclaman al Estado por mejores medidas y visibilizan la acción de la Iglesia y de otros que luchan contra estos males, sino que también protegen su integridad al exponer en la opinión pública lo que están haciendo enfrentando al delito del narco.

Una actitud similar asumió siendo arzobispo de Buenos Aires el cardenal Jorge Bergoglio, protegiendo entonces a los curas encargados de la pastoral de las villas que desde los barrios más humildes de la ciudad de Buenos Aires cuidan a quienes buscan caer en las malvadas redes de corrupción y mal del narco.

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