Descubrimos la historia de dos hermanas que abrazaron la vida religiosa y expandieron por el mundo su fe
Son muchas las historias curiosas que nos hablan de hermanos gemelos intensamente conectados; con vidas similares y sentimientos similares. Hombres y mujeres que toman sus caminos como individuos, pero cuyas trayectorias se asemejan de manera sorprendente.
En el caso de Leonor y Margarita María, lo que les unió fue una profunda fe y una necesidad imperiosa de transmitir la palabra de Dios. Cada una desde su propia congregación, en países distintos, siempre estuvieron en contacto, manteniendo una intensa relación espiritual. Ambas se encuentran a pocos pasos de ser canonizadas.
Las hermanas Leonor y Pilar nacieron en Bilbao, el 25 de junio de 1884. Tras una infancia normal, ambas ingresaron a los diecinueve años, con pocos días de diferencia, en la vida conventual.
Leonor eligió el convento de las Carmelitas de la Caridad de Vitoria donde entró como novicia el 15 de julio de 1903. El 10 de agosto Pilar tomaba el nombre de Margarita María en la Congregación de las religiosas Mercedarias de Bérriz.
Tras tomar los votos, en 1905, la hermana Leonor Maturana de San Luis empezó su camino religioso como maestra de novicias hasta que en 1907 fue trasladada a un colegio de Guernica donde dio clases de música e idiomas. Seis años después se embarcó en una ambiciosa aventura, viajar hasta la Argentina para continuar con su labor docente. Instalada en Suipacha, la hermana Leonor participó en el desarrollo del colegio del Carmen de esta localidad e impulsó el establecimiento en América de las Obras Misionales Pontificias.
Mientras Leonor expendía su fe y caridad cristiana por Argentina como maestra y misionera, su hermana terminaría viajando en varias ocasiones hasta distintas misiones en Asia. La hermana Margarita María había empezado su andadura religiosa como Leonor, ejerciendo un trabajo docente.
En 1919, las religiosas del convento de Bérriz recibieron la visita de dos misioneros que les narraron sus experiencias en el continente asiático. Fue entonces cuando la curiosidad y la inquietud por seguir los pasos de aquellos hombres santos llevó a las religiosas a fundar una asociación conocida como «Juventud Mercedaria Misionera de Bérriz» que fue madurando en los corazones de sus miembros un deseo cada vez más profundo de convertirse en misioneras.
Margarita María, que llegó a ser nombrada comendadora del convento, viajó por primera vez en 1928 a las misiones de Wuhu (China) y Saipán (Islas Marianas), y fundó dos misiones en Tokio (Japón) y Ponapé (Islas Carolinas). En estos lugares se abrieron escuelas, dispensarios y otras instalaciones.
Dos años después, consiguieron que se fundara el Instituto de Mercedarias Misioneras de Bérriz. En 1926 habían solicitado dejar temporalmente la clausura que fue definitivamente abandonada en 1930.
Leonor fue la primera en morir. Lo hizo el 28 de enero de 1931, cuando se encontraba trabajando como misionera en Suipacha, con apenas cuarenta y siete años de edad. Margarita María dejó este mundo tres años después, el 23 de julio de 1934.
El 16 de marzo de 1987, el Papa San Juan Pablo II nombró venerable a la hermana Margarita María. Leonor es sierva de Dios. Ambas se encuentran en el camino de la santidad.
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