Recientemente celebramos la festividad de San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús, según la liturgia católica. Y el cine, que siempre ha estado pendiente de todas las inquietudes humanas importantes, también ha sido altavoz de nuestros mayores, que por su edad y sabiduría son quienes de forma más fiel saben transmitir mejor que nadie el amor. Lo vemos con algunos ejemplos.
Marcelino en Abuelo Made in Spain (1969)
El cineasta español Pedro Lazaga firmó dos películas que mostraban mediante la risa y el juego de los opuestos esa tensión campo-ciudad: La ciudad no es para mí (1966) y Abuelo Made in Spain (1969). Ambas están protagonizadas por el entrañable Paco Martínez Soria, emblema del casticismo aragonés, eterno abuelo del pueblo al que recordar. Podrá asustarse por subir a un avión o hacer el ridículo por sus toscos modales, pero conserva puro lo que la ciudad ha destrozado en los demás: el remedio casero, la verdad.
Abuelo paciente en La princesa prometida (1987)
El polifacético actor y director neoyorkino Rob Reiner (Misery, 1990), (Algunos hombres buenos, 1992) rodaba su tercera película, que resultó ser una adaptación de la novela homónima escrita por el estadounidense William Goldman en 1973.
Desde luego no había mejor narrador para la épica historia de la princesa Buttercup que Peter Falk, el actor que dio vida al entrañable abuelo de su joven nieto (Fred Savage) en una de las películas de aventuras más relevantes del género. Falk no tenía ningún problema en detener el relato para responder con soltura a las recurrentes y tiernas dudas de su nieto, dado que al joven la ocasión le parecía aburrida. Aun así, el anciano hace oídos sordos a sus protestas y le asegura que la historia le gustará. Entonces comienza con la narración de un libro titulado The Princess Bride.
John Hammond en Parque Jurásico (1993)
Corría 1993 cuando viajamos con el oscarizado Steven Spielberg (La lista de Schindler, 1993), (Salvar al soldado Ryan, 1998) por primera vez a Jurassic Park, el parque que se convertiría en todo un hito para la ciencia y en el que el público podría encontrarse de frente con toda una serie de criaturas prehistóricas.
El sitio no habría existido sin la figura de John Hammond, un filántropo multimillonario que comprobaría que no se puede controlar a la madre naturaleza. Interpretado por Richard Attenborough, el personaje además debía lidiar con que sus dos nietos (Ley y Tim Murphy, interpretados por Ariana Richards y Joseph Mazzello) se conviertan en un blanco fácil para la furia desatada de los dinosaurios.
Don Rodrigo de Arista Potestad en El abuelo (1998)
Basada en la novela de Benito Pérez Galdós, en 1998 el oscarizado director de cine español José Luis Garci (Volver a empezar, 1982) conseguía que El abuelo fuera de nuevo candidata al Oscar en la categoría de película no inglesa.
Buena parte del éxito de la aventura residía, por un lado, en las 13 candidaturas que recibió de cara a los premios Goya. Y, por otro, gracias a la entrega del académico de la Lengua, Fernando Fernán Gómez, quien se ponía en la piel de Don Rodrigo de Arista Potestad, un hombre con título de Conde cuyo principal valor social era el honor. No obstante, debería reconsiderarlo después. A su regreso a Asturias descubre que estar casi arruinado es el menor de sus males, pues se topará de bruces con la noticia de que una de sus dos nietas es ilegítima y que, por lo tanto, no corre por sus venas sangre de noble.
La graciosa y marchosa abuelita Fa de Mulan (1998)
Los directores de cine estadounidenses Barry Cook y Tony Bancroft lanzan este filme de animación, donde para nuestra protagonista cruzar una calle en rojo con los ojos tapados confiando en un supuesto “grillo de la suerte” no es la única locura que puede protagonizar. Fa es la carismática, sabia y longeva anciana de China que pone de relieve su actitud juvenil ante la vida y también conserva otros poderosos valores. Es directa, bondadosa y simpática. Además quiere que Mulan se case y le llene la casa de nietos.
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