En enero de 1833, cuando el país estuvo nuevamente agitado por enfrentamientos, ahora entre los llamados monualcos y migueleños, la Virgen realizó otro milagro.
El bando triunfador al mando del coronel Benítez, quien junto a sus tropas entró en la ciudad San Miguel, en vez de tomar represalias hizo colocar la bendita imagen en el atrio de la iglesia y a los pies de María se juró solemnemente no guardar rencores y borrar el odio de los corazones para que la paz origine fraternidad y reconciliación.
Por este motivo le dieron a la imagen el hermoso título de Nuestra Señora de La Paz. Está tallada en madera vestida, con un bordado del escudo nacional sobre su falda blanca. Lleva en su brazo izquierdo al Niño Jesús y en mano derecha una palma de oro en recuerdo de la erupción del volcán Chaparrastique en 1787, que amenazó con hundir a la ciudad en un mar de lava.
Se dice que cuando la imagen de Nuestra Señora de la Paz se colocó en la puerta principal de la Catedral, en ese mismo momento la fuerte corriente de lava cambió de dirección, apartándose de la ciudad. En el punto exacto donde la lava torció el rumbo hay un pueblo que se llama "Milagro de la Paz".
Benedicto XV concedió la coronación canónica de la imagen, que se efectuó el 21 de noviembre de 1921. El 10 de octubre de 1966, el Papa Pablo VI, a través de la Sagrada Consagración de Ritos, constituyó y declaró de manera perpetua, a Nuestra Señora de la Paz, Patrona Principal de la República de El Salvador, con todos los honores y privilegios litúrgicos correspondientes.
El nuevo templo dedicado a Nuestra Señora de la Paz fue terminado en 1953.
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