En la misiva papal dirigida al actual Arzobispo de San Cristóbal de La Habana, Mons. Juan de la Caridad García Rodríguez, el Papa Francisco aseguró sus oraciones y dirigió su más sentido pésame y “su paternal cercanía” a los familiares del Purpurado fallecido, así como también al clero cubano y a los fieles de esa Arquidiócesis cubana.
Además, el Santo Padre aseguró que “ofrece sufragios por el eterno descanso del difunto, quien sirvió a la Iglesia y a sus hermanos en los diferentes encargos que la Providencia le confió”.
Por ello, el Pontífice otorgó su Bendición Apostólica “como signo de esperanza cristiana en el Señor Resucitado” en el telegrama firmado por el Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Pietro Parolin.
El Cardenal Jaime Ortega Alamino, falleció en la capital cubana a los 82 años de edad, después de haber padecido la enfermedad del cáncer.
“El Cardenal Jaime ha fallecido y al comenzar a sentir su ausencia física reviven, junto al afecto agradecido, los recuerdos de su calidad personal y su infatigable celo pastoral”, expresó el Arzobispo de La Habana, Mons. Juan García Rodríguez en un comunicado emitido el 26 de julio.
El Purpurado fue una figura importante en el diálogo que permitió el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba en 2014, tras 50 años de tensiones.
Asimismo, el Purpurado cubano medió ante el régimen comunista para permitir la excarcelación de los últimos prisioneros de conciencia que quedaban de la Primavera Negra de 2003.
Como Arzobispo de La Habana, el Cardenal Ortega participó de la visita a Cuba de San Juan Pablo II en 1998, Benedicto XVI en 2012 y el Papa Francisco en 2015.
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