“No podemos aceptar la explotación, no podemos acostumbrarnos al sufrimiento. ¡Denunciemos la explotación! Porque mientras la trata de personas permanezca oculta, los traficantes continuarán actuando impunemente. ¡Denunciemos la corrupción y la complicidad!”, expresó la CEM a través de un comunicado publicado en su página web.
Asimismo, animó a orar por los que sufren de esta explotación y a contribuir con la “conversión y a la rehabilitación de quienes son responsables de la trata de personas y quienes se benefician de ello”.
“Oremos en este día por quienes sufren esta explotación que clama al cielo y preguntémonos: ‘¿Qué puedo hacer yo?, ¿qué me toca hacer a mí? Dios y la Santísima Virgen María acompañarán nuestros esfuerzos’, manifestaron.
La CEM advirtió que la trata de personas es “un delito de lesa humanidad que ocupa el segundo lugar en la lista de crímenes transnacionales, situado después del tráfico de drogas y armas”, pero está próxima a ocupar el primer lugar por las increíbles ganancias y los beneficios económicos que reporta a quienes trafican con seres humanos.
Los obispos señalaron que la trata “tiene muchos rostros y formas”, y “potencia las violaciones a los derechos humanos, de género, desempleo, pobreza y discriminación”.
“La prostitución, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud como la mendicidad, la servidumbre o la extracción de órganos; la utilización de personas menores de 18 años en actividades delictivas, o su adopción ilegal; el matrimonio forzoso o servil, entre otros. 30 % de las víctimas de la trata son niños, un 70 % son mujeres y niñas, y alrededor del 90% de todos los casos tiene por fin la explotación sexual femenina, privándolas de su identidad y dignidad”, afirmaron.
En ese sentido, recordaron el discurso “La trata es una llaga en el cuerpo de la humanidad contemporánea” que el Papa Francisco dio en la Conferencia Internacional sobre la trata de seres humanos el 11 de abril de 2019.
Asimismo, alertaron que los tratantes “son personas sin escrúpulos que pueden vivir muy cerca, conocidos o desconocidos, amigos y hasta familiares, siempre van a aprovechar la situación de vulnerabilidad de las aspiraciones económicas, emocionales, familiares o sociales de sus víctimas para lograr ‘engancharlas’”.
“A medida que internet y otras tecnologías ayudan a difuminar la línea entre la pornografía y la degradación sexual, ‘lo que queda claro es que la mayoría han sido víctimas del tráfico sexual’, 8 o 10 minutos de charla son suficientes para que un delincuente haga que un niño o adolescente se desnude frente a su computadora”, advirtieron.
La CEM indicó que estos engañan y manipulan al mostrarse como personas amables y con buena posición económica, pero también usan métodos violentos para someter a sus víctimas.
“En la industria de la pornografía, mujeres y niños son obligados a trabajar sexualmente” y a participar en actos cada vez más violentos. Luego usan “las imágenes para evitar que las víctimas abandonen la industria. Esta industria pornográfica con fines de lucro genera anualmente 13.000 millones de dólares”, señalaron.
Si bien el Estado mexicano se comprometió a “combatir la trata de personas y desarrollar respuestas conjuntas en materia de prevención, protección y procesamiento”, los obispos indicaron que hacen falta acciones efectivas que nazcan de la coordinación y colaboración entre “la sociedad civil, las Iglesias, el sector empresarial y los medios de comunicación”.
Del mismo modo, aseguraron que como miembros de la Iglesia estamos llamados a no ser indiferentes ante esta “llaga”, así como a “comprender las causas de este fenómeno en constante evolución y cómo opera para poder intervenir”. De esta manera, ser “signo profético del Reino”.
Finalmente, agradecieron a los movimientos eclesiales que combaten la trata de personas, como la red mundial Talitha Kum que posee “una Mística por la defensa de la vida y la dignidad humana que afirma el rol profético de la Vida Consagrada, quien siempre ha estado al lado de las personas más vulnerables y empobrecidas”.
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