Estos familiares y cuidadores se encuentran en una posición difícil, porque mientras manejan sus propios sentimientos con respecto a la enfermedad y la muerte de su ser querido, también necesitan mantenerse fuertes y estar presentes para apoyar a la persona que está muriendo. ¿Cómo pueden consolar a la persona moribunda cuando ellos mismos se sienten emocionalmente afectados, y quizás incluso confundidos, por la idea de perder pronto a su ser querido?
Todos terminamos en esta posición tarde o temprano, generalmente cuando nuestros padres llegan al final de su tiempo en esta tierra, pero cuando alguien que conocemos está perdiendo a un ser querido, a veces nos sentimos incómodos y torpes, y dado que no sabemos qué hacer o decir, no decimos nada. Esto, sin embargo, puede parecer desconsiderado.
Muestra interés
El primer paso, incluso antes de escuchar lo que estas personas quieren decir, es acercarse a ellas. Algunas personas pueden preferir cerrar los ojos y no hablar sobre la situación, pero estar presente, estar disponible en un momento en que alguien que conoces está atravesando esta dificultad, es un primer paso necesario.
No necesitamos presionarnos para encontrar palabras de consuelo. Es suficiente si podemos darle a la persona la oportunidad de hablar sobre sí misma y sobre lo que está pasando, sus miedos y sus sentimientos.
La sencilla pregunta, “¿cómo te sientes?” es un buen comienzo. Asegúrate de hacer preguntas abiertas que puedan iniciar una conversación y deja que la persona responda a su propio ritmo.
Escucha
Cuando escuchamos atentamente a alguien que está pasando por la pérdida de un ser querido, descubrimos los sentimientos que se agitan en su corazón, como la amargura, la rebelión, la tristeza, los arrepentimientos y el miedo. Deja que se exprese, y que llore si lo necesita.
Esta es una buena manera de consolarlos, darles paz y alentarlos. Demuestra que estás presente y disponible. Diles que, sí, esta es una prueba difícil de superar, pero que tú estás a su lado. Mostrar empatía en este momento significa estar dispuesto a participar en los sufrimientos de esa persona.
Cuanto más sienta nuestra empatía, más se abrirá y hablará sobre lo que realmente está sucediendo en ella. Esta actitud no siempre es fácil de practicar, porque consolar a alguien que está lidiando con la muerte inminente de un ser querido plantea la idea de nuestra propia muerte, y eso puede ser inquietante.
¿Qué podemos decir?
Una vez que hayamos adoptado esta actitud de apertura atenta, y una vez que hayamos escuchado, necesitamos saber qué decir. Un experto que atiende a pacientes con enfermedades terminales en cuidados paliativos en la Federación JALMALV en Orleans, Francia, ofrece algunos consejos para ayudarnos a brindar algún consuelo y alivio a las personas que están sufriendo la muerte inminente de un ser querido:
1. Anímale a hablar sinceramente con el ser querido que está muriendo. A menudo, las personas entran en un círculo vicioso: la familia no se atreve a hablar con la persona que está muriendo, porque quieren protegerla de las malas noticias y, al mismo tiempo, el paciente no se atreve a hablar con la familia, por la misma razón. Así que puede ser útil animar a los seres queridos del paciente moribundo a hablar con él, a abordar los problemas en profundidad y a hacerlo de manera espontánea y natural.
Anselm Grün, un monje benedictino de la Abadía de Münsterschwarzach en Alemania, escribe en un libro reciente (aún no traducido al inglés):
La persona que los está ayudando a través de este proceso los alienta a permanecer al lado de la persona moribunda, a hablar con ella o a tomar su mano. Les asegura que recibirán como regalo este hecho de haber ayudado a la persona enferma y de haber profundizado su relación. El hecho es que, a menudo, esta es una oportunidad inesperada para la reconciliación, una oportunidad para decirse palabras de amor y afecto que no se habían atrevido a decir en toda su vida.
2. Ayuda a tu amigo a liberarse de sentimientos de culpa. A menudo, los familiares cercanos a la persona moribunda se arrepienten de no estar lo suficientemente presentes. A menudo dicen: “Debería estar allí más a menudo” o “No le visito con suficiente frecuencia”. Tenemos la oportunidad de liberarlos de su culpa, enfatizando sobre todo que la persona enferma también necesita estar sola a veces con su enfermedad.
Otra fuente de sentimientos de culpa es no estar con la persona moribunda en el momento de su muerte. Para algunas personas, esto puede parecer una verdadera tragedia, especialmente si se han dedicado cuerpo y alma a acompañar a la persona en el hospital o en la residencia. Una vez más, es importante saber que los pacientes con enfermedades terminales con frecuencia se dejan morir precisamente cuando su hijo o hija ha salido de la habitación para tomar una taza de café; esto puede alivir la conciencia de la persona que perdió el momento de la muerte.
3. Alienta a tu amigo a tranquilizar al enfermo. Dado que la persona enferma puede sentirse ansiosa ante la idea de dejar a su cónyuge o hijos solos, es importante ponerlos en paz diciéndoles que estos problemas ya están resueltos y que puede irse en paz.
Por último, no debemos dudar en sugerir que los seres queridos de la persona enferma oren juntos por el paciente. La oración es una fuente inagotable de alivio y gracia. Ya sea que sean creyentes o no, o que estén practicando su fe o no, ¡invítelos a orar con usted! Y no te olvides de orar por ellos, para que tengan la fuerza y el coraje para pasar este momento difícil con calma y paz.
Publicar un comentario