Pronto se acaba el verano, y comienza de nuevo el año escolar, y con él todas las actividades relacionadas: la compra del material, los uniformes, las listas escolares, las inscripciones en los deportes y hobbies. Son unas semanas verdaderamente ajetreadas tanto para los padres como para los hijos. Sin embargo, vale la pena salir un poco del estrés que generan estas actividades para equipar la mochila emocional de nuestros hijos para la vuelta a clases.
A veces se nos olvida que más allá de la compra de útiles escolares, o de un nuevo uniforme, la vuelta a clases es un momento ideal para conversar con ilusión sobre aquellas actitudes que pueden ayudar a nuestros hijos a tener un año escolar diferente. Aquí algunos ejemplos de ellas:
1
EmpatíaEsta puede ser la más importante. Más allá de todo lo académico, el nuevo año escolar trae consigo muchos retos sociales y emocionales. Tal vez nuestros hijos se estén enfrentando a una nueva escuela o a un curso diferente y tienen un poco de miedo, o tal vez es simplemente una continuación en su mismo colegio y con sus mismos compañeros.
Sea como sea, es importante que nuestros hijos sepan identificar situaciones de empatía: podría ser con la maestra que se siente abrumada con el nuevo año, o con algún compañero que se siente fuera de lugar, o incluso con los trabajadores de la escuela o del transporte escolar. Podemos conversar con ellos y ayudarlos a ponerse metas que los ayuden a salir de sí mismos y pensar en los demás. Puede ser saludar todos los días al chofer del transporte con una sonrisa, o podría convertirse en “guía” de aquel estudiante nuevo, o incluso acompañar a su hermano pequeño todos los días hasta su sala de clases. Ayudemos a que sean creativos y a que salgan un poco de si mismos para pensar en los demás.
2
PerseveranciaUna frase muy sabia dice: “empieza como sabes que vas a terminar”. Uno de los problemas de la perseverancia es que empezamos el año con mucho ánimo y terminamos a los golpes. Esto puede ser porque no estamos estableciendo metas realistas y nos quedamos en el camino. Una manera de ayudarlos a ser perseverantes es hablar con ellos de sus metas y tratar de que empiecen el año como lo quieren terminar. Otra herramienta es hacer una revisión de metas cada cierto tiempo para ajustarlas a la realidad, de esta manera podemos disminuir el desánimo y evaluar el desempeño en tiempo real.
3
AudaciaCuando empieza un nuevo año lo más cómodo es quedarse en la zona de confort: los amigos que ya conocen, las actividades que ya han hecho y todo lo que les resulte conocido. Este es el momento propicio para salir de esa zona de confort y atreverse a enfrentar nuevos retos: puede ser intentar una actividad que nunca hayan realizado, o apuntarse en una clase un poco más difícil o hablar con alguna persona que este fuera de su grupo de amigos.
A algunos les tocará estar fuera de su zona de confort por circunstancias naturales (mudanzas, etc.) pero, a los que no estén en esa situación, debemos animarlos a arriesgarse un poco. La audacia de aventurarse a lo desconocido ayuda a nuestros hijos a ser independientes, valientes, fuertes y los enfrenta también a veces al fracaso, del que pueden aprender mucho.
La empatía, la perserverancia y la audacia son tres actitudes que podemos trabajar en nuestros hijos en este inicio del nuevo año escolar, para ir más allá de lo material y prepararlos emocional y espiritualmente para enfrentar todos los retos que trae consigo un nuevo curso.
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