“Queremos expresar nuestra más profunda preocupación: la pérdida de la perspectiva formativa y, por lo tanto, de la identidad del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II”, escribieron los alumnos en una carta con fecha 24 de julio que fue enviada al Arzobispo Vincenzo Paglia, Gran Canciller del Instituto; y a su presidente Mons. Pierangelo Sequeri.
“Muchos alumnos han expresado su inmensa preocupación luego de la inesperada publicación de los nuevos estatutos y del nuevo programa de estudios para nuestro nuevo instituto, junto con la triste noticia de la expulsión de dos profesores cuyas cátedras tienen un rol central en la formación ofrecida por el instituto”, agregaron.
La carta fue enviada poco después de la aprobación de los nuevos estatutos del Instituto, dos años después de que el Papa Francisco anunciara que restablecería la escuela, ampliando su campo en teología para incluir la “ciencia de la familia”.
El Santo Padre pidió entonces que se desarrollaran nuevos estatutos para la escuela, que fue legalmente reconstituida en 2017.
En diálogo con CNA –agencia en inglés del Grupo ACI– un miembro del Instituto expresó su preocupación respecto a los nuevos estatutos en la parte referida a las contrataciones y al desarrollo del currículo, potestades que ahora estarán bajo el control de la oficina del canciller, en cuyo puesto está ahora Mons. Paglia.
El miembro del Instituto explicó que los profesores ya no participarán en la búsqueda de nuevos miembros de la facultad y solo será posible detener una contratación con el voto de dos tercios de los docentes. Esto, dijo el académico, será “prácticamente imposible” debido a los recientes nombramientos en el Instituto.
El profesor recordó que cuando se fundó el Pontificio Instituto Juan Pablo II, fue especialmente importante para el entonces Pontífice que los profesores consintieran los nombramientos en la facultad “para asegurar la continuidad de la identidad del Instituto”.
“Con este nuevo proceso, la continuidad de la identidad del Instituto está muerta”, lamentó.
El profesor también confirmó que la cátedra de Teología Moral será eliminada en el Instituto, algo que consideró “inconcebible”.
Además, dijo, “no recuerdo ningún precedente académico en el que se haya eliminado cátedras o cursos arguyendo que el actual Instituto es una organización totalmente nueva y por ello los profesores anteriores ya no tienen derechos. Esto es simplemente un ardid jurídico, algo que está siendo usado en contra de dos expertos en Moral. (Mons. Livio) Melina y (el P. José) Noriega”.
Mons. Melina y el P. Noriega no volverán a enseñar en el Instituto Juan Pablo II el próximo año. Técnicamente, y debido a que todos los profesores recibirán nuevos contratos bajo los nuevos estatutos del Instituto, ambos no serán despedidos sino que simplemente no se les renovará el contrato. Es posible que puedan seguir trabajando con los alumnos completando disertaciones bajo su dirección.
Cuando se anunciaron los cambios en el Instituto en 2017, Mons. Paglia dijo que no se reduciría la facultad sino que se expandiría para traer nuevos profesores y expertos que traten temas relevantes a las “ciencias del matrimonio y la familia”.
El medio italiano La Nuova Bussola Quotidiana informó esta semana que en Roma se informó a todos los miembros de la facultad que, debido a los nuevos estatutos, los profesores serían suspendidos hasta que sean evaluados a la luz de las necesidades del Instituto, y posiblemente serán reasignados para enseñar nuevos cursos en el otoño.
Mons. Melina, a quien ya se la habría informado que no seguirá en el Instituto, fue el primero en obtener un doctorado en este en 1985. Fue además presidente de la institución durante varios años.
Su salida, así como la del P. Noriega, fue una sorpresa para muchos en el Instituto.
“Todas estas decisiones sobre el currículo y el personal se han hecho durante el verano sin la opinión de los académicos de la facultad”, dijo un profesor a CNA.
Entre los nuevos profesores están el P. Maurizio Chiodi, que en el año 2018 dijo que el uso de métodos artificiales anticonceptivos podría, en algunos casos, “ser reconocido como un acto de responsabilidad que se realiza, no para rechazar radicalmente el don de un niño sino porque en esas situaciones, la responsabilidad pide de la pareja y la familia otras formas de acogida y hospitalidad”.
En la carta enviada por los alumnos también se expresa una preocupación por la supuesta eliminación de la cátedra de Teología Moral.
“Al centro de nuestra preocupación con respecto a la identidad del Instituto está la supresión de la cátedra de teología moral fundamental. Sabemos lo importante que fue el estudio de la acción humana para el Papa Juan Pablo II, al punto que le confió esta cátedra precisamente a su primer presidente, el Cardenal Carlo Caffarra”, indica la misiva.
“¿Por qué seguir estudiando en el Instituto Juan Pablo II si no parece proponer nada distinto a lo que podemos encontrar en el currículo de universidades seculares, usualmente de formas más atractivas y efectivas?”, cuestiona la carta.
Una fuente relacionada al Instituto dijo también a CNA que los nuevos estatutos generan preocupación respecto a la integridad académica y la reputación del Instituto.
“Cualquier académico respetable estaría preocupado por cómo se ha manejado el aspecto académico del Instituto. El Papa Francisco merece que la Amoris laetitia sea debatida justamente, y no que sea impuesta por una hermandad teológica. Esta nueva aproximación a la facultad y al currículo pone totalmente en peligro la credibilidad del Instituto”, dijo la fuente.
“También me pregunto: hay guías académicas claras que han sido estandarizadas por la Unión Europea que tienen que ser respetadas si el Instituto quiere que sus grados sean válidos. ¿Estas normas han sido tomadas en consideración?”, cuestionó.
Los nuevos procesos, indicó, “están violando todos los estándares académicos, y así están generando una sombra sobre la credibilidad del Instituto”.
“Cuando Juan Pablo II creó el Instituto no despidió profesores en otras universidades que pensaran distinto a él, como Bernhard Häring u otros opuestos a la Humanae vitae, incluso de universidades pontificias. En vez de eso creó un Instituto para tratar estos temas en disputa de un modo académico”, dijo.
En respuesta a las críticas, Mons. Sequeri dijo a CNA que los nuevos estatutos fortalecerán la identidad del Instituto.
“La aprobación de los estatutos y del nuevo plan de estudios para el Instituto Juan Pablo II ponen en efecto la reforma que el Papa Francisco pidió en el motu proprio Summa familiae cura. Además reiteran y relanzan con nueva fuerza la inspiración original de Juan Pablo II, y le dan una centralidad específica a la familia, que es ahora objeto de estudio desde todas las perspectivas”.
Sobre la teología, Mons. Sequeri dijo que “el nuevo plan de estudio fortalece la reflexión teológica de la familia. El estudio de la teología moral es parte de la reflexión teológica. El estudio de teología moral todavía es algo crítico y está enmarcado en un área más amplia de estudios que permite entender mejor la realidad de las familias”.
“Al centrarnos en el tema del sentido evangélico de la vida familia, la reflexión eclesial puede avanzar más vigorosamente hacia el cambio antropológico y cultural que influencia todos los aspectos de la vida que requieren una aproximación analítica y variada”, resaltó.
Mons. Paglia prefirió no comentar
El Pontificio Instituto Juan Pablo II para el Matrimonio y la Familia fue fundado en 1981 para desarrollar los temas que están en el libro “Amor y responsabilidad” que Juan Pablo II publicó en 1960 cuando era el Cardenal Karol Wojtyla; así como la teología del cuerpo que desarrolló en su pontificado.
Si bien la sede del Instituto está en Roma, tiene algunos otros centros en otros lugares del mundo como Estados Unidos, Nigeria, España, Brasil, México, India y Corea del Sur. No se sabe aún cómo impactarán los nuevos estatutos a estos centros.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA
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