Ante la noticia, se han formado dos frentes opuestos: Las asociaciones humanitarias y las activistas indias por los derechos de la mujer alertan sobre los infanticidios y abortos dirigidos a suprimir a las niñas, recordando datos estadísticos desconcertantes: en 2001 nacieron 927 mujeres y 1000 varones, en 2011 la diferencia aumentó entre 918 mujeres y 1000 varones.
Para quien no sepa de estadística, esta diferencia entre varones y mujeres es enorme (de manera natural, los nacimientos de mujeres suelen ser ligeramente superiores), signo de que algo no muy natural está afectando a los nacimientos. Comentando este dato general y el más reciente de las aldeas de Uttarkashi, la activista Kalpana Thakur declara:
No puede ser una coincidencia. El dato indica claramente que en ese distrito se está produciendo el feticidio femenino. El Gobierno y la administración no están haciendo nada. (de ANI)
A estas duras acusaciones, responden los portavoces de la administración local ofreciendo un punto de vista distinto del caso. Según ellos, se trata de una lectura malinterpretada de las estadísticas; no niegan que de estos 216 nacimientos ninguno es niña, pero contraponen el caso de otros 129 pueblos de la zona donde habrían nacido solo niñas.
En total, en tres meses, se han registrado 961 niños nacidos vivos en Uttarkashi: 479 eran niñas, mientras que 468 eran niños. Los funcionarios afirman que los medios de comunicación podrían haber obtenido los datos de los agentes sanitarios voluntarios que registran los embarazos y nacimientos. “Creo que los números publicados sobre los pueblos sin niñas han sido malinterpretados. Con todo, hemos abierto una investigación”, dice Ashish Chauhan, un funcionario del distrito, explicando que han “identificado las áreas en las que el número de partos femeninos es igual a cero o a números de una cifra. Estamos vigilando estas zonas para descubrir qué está sucediendo”. (de Adnkronos)
Pero esta no es una mera batalla estadística, sino más bien un dato que clama por una verdadera lucha por la igualdad de derechos de las mujeres. Las luchas feministas ganan titulares en los medios occidentales ofreciendo cada vez más medios a las mujeres para evitar embarazos no deseados, pero fuera de este recinto dorado, el verdadero drama se produce ante la posibilidad cada vez más real de no dejar nacer a las mujeres. En el caso de la India se está produciendo una terrible discriminación sexual, que ataca a la femineidad en su origen, con el asesinato, en el útero o apenas después de nacer, de criaturas indefensas e inocentes.
Mujer, una dote pesada
Ya hemos hablado de la tragedia que está teniendo lugar en India, a raíz de la publicación de un estudio alarmante en The Lancet. Se hablaba de 239.000 niñas indias muertas antes de cumplir los 5 años.
A la base de esta discriminación sexual hay un dato cultural aún fuertemente arraigado, por el que el nacimiento de una niña es una maldición para la familia, sobre todo desde el punto de vista económico.
En India, las niñas han sido siempre consideradas una especie de maldición para las familias. La tradición considera que los varones heredan los bienes y mantienen los núcleos familiares “trayendo el pan a casa”. Las hijas en cambio son vistas como un peso financiero para los padres, en un país en el que la institución de la dote en el momento del matrimonio es muy habitual. (de Repubblica)
La ley ha intentado contener la masacre de fetos y recién nacidas prohibiendo el screening sexual durante el embarazo; ma è proprio un autorevole giornale indiano a raccontare quanti modi subdoli ci siano per aggirare la legge e tradurre questi esami medici in un business molto redditizio:
Para evitar la ley que prohibe la selección sexual, y sustraerse a la vigilancia de las autoridades, los profesionales médicos que hacen estos diagnósticos con fines lucrativos utilizan imágenes de las divinidades para comunicar a las familias el sexo del feto. (de TNN)
Oficialmente no se dice nada. Si al final de la visita, los padres reciben la foto de de una divinidad masculina como Sai Baba, es un niño; si la foto es la de Kanaka Durga, poderosa divinidad femenina, es niña. Un truquito sencillísimo y tremendamente eficaz.
Educar a las madres
Pero igual que sucede en cualquier asunto humano, en cualquier latitud, es fácil burlar la ley, es fácil evitar los controles en las zonas rurales en un país que tiene otras graves prioridades. Con todo, la empresa cultural de educar al pueblo a rechazar las tradiciones que lesionan la dignidad humana es un desafío cada vez mayor.
Desde 2015 en India el gobierno ha promovido y financiado una campaña de concienciación llamada Beti Bachao, Beti Padhao (salvemos a las niñas, eduquemos a las niñas) con el fin de promover iniciativas educativas para eliminar la violencia de género contra las niñas.
Es un gran contenedor en el que se encuentran proyectos a largo plazo, pero también eficaces campañas mediáticas. La idea de fondo es la conciencia de que es dentro de la familia donde tiene que producirse ese cambio de mentalidad, pues es el pilar fundamental de la acogida y a educación de los hijos. Toda madre es el comienzo de una voz nueva sobre la mujer, es ella la primera maestra de la que cada hijo aprende a mirar el mundo y crece con un juicio moral lleno de experiencias cotidianas.
Otras iniciativas muy positivas, aunque quizás de menos envergadura: en Instagram, la red social preferida por los jóvenes, se ha lanzado un reto que tiene por ahora miles de adhesiones: con el hashtag #selfiewithdaughter, se propone un selfie con la hija. Estas imágenes sintetizan eficazmente un mensaje que en India no hay que dar por supuesto: tener una hija es un don del que estar orgulloso.
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