El artículo cita un informe de The New York Times sobre la expulsión de Wen, que indica: “(El despido) ofreció detalles esclarecedores que contradicen la inteligente estrategia pública de Planned Parenthood, que restaba importancia al tema del activismo sobre el aborto, e hizo de la prestación de ‘atención médica integral’ a las mujeres de bajos ingresos el foco de su preocupación”.
El martes 16 de julio Planned Parenthood participó de una sesión de emergencia y anunció el despido Wen, que tenía diez meses en el cargo.
Wen, excomisionada de Salud de la Ciudad de Baltimore (Estados Unidos), fue nombrada presidenta de Planned Parenthood el 12 de septiembre 2018 para reemplazar a Cecile Richards, que dirigió la organización abortista desde 2006.
“Las personas familiarizadas con su salida dijeron que hubo conflictos internos por su gestión y que el grupo sentía que necesitaba un líder político más agresivo para luchar contra los esfuerzos para reducir el acceso a los abortos”, indicó The New York Times el mismo día del anuncio.
Tras el despido, la doctora dejó una nota al personal de su organización que fue publicada en sus redes sociales: “El nuevo liderazgo del directorio determinó que la prioridad de Planned Parenthood para avanzar es duplicar la defensa de los derechos de aborto”.
El medio de comunicación informó que Wen comenzó a crear problemas después de que “ella ordenó a su personal que agregara nuevas páginas al sitio web de Planned Parenthood sobre temas como el asma y enfermedades de resfriado comunes que sus clínicas no suelen tratar. Una de sus primeras campañas importantes fue simplemente llamada ‘Esto es atención médica’”.
También enfrentó rechazo después de proponer que las filiales agregaran “servicios adicionales, como recursos de salud mental y abuso de sustancias” o servicios para diabéticos. Según los informes, los ejecutivos de Planned Parenthood vieron la introducción de estos programas como una “amenaza de misión”.
El artículo del National Catholic Register, escrito por la editora senior, Joan Frawley Desmond, indica que los esfuerzos de Wen por publicar más información de salud pública para personas de bajos ingresos en el sitio web fueron controvertidos porque los ejecutivos de la organización “temían que se les llamara por sugerir que sus clínicas realmente tratan estas condiciones”.
“Los aliados de Planned Parenthood ya habían sido atacados en 2015 por sugerir que la organización realiza exámenes de mamografía, lo que no hace (la organización remite a las personas a otros proveedores para el servicio). A los miembros del personal les preocupa que la solicitud de la Dra. Wen pueda llevar a una controversia similar”, indicó el Times.
En un correo electrónico dirigido a este medio, un empleado explicó que la inclusión de “nuevas páginas” sería “arriesgada para la marca”, porque a menudo “se daña en la prensa cuando sugerimos que brindamos servicios que no” se dan.
El análisis del Register sostiene que Wen “al parecer, ajena a las prioridades más urgentes de la organización que dirigía, no actuó con rapidez, ya que los legisladores provida comenzaron a aprobar proyectos de ley que restringen drásticamente los ‘derechos’ de aborto y promovían el debate sobre los abortos tardíos”.
También resalta que “Wen era un médico y no una activista experimentada como su predecesora Cecile Richards”.
Sobre la decisión de haber contratado a Wen, el Times dijo: “Subraya una de las tensiones centrales del grupo: ¿es primero una organización política o una organización de salud?”.
El medio católico señala que “mientras los activistas políticos insisten en que el aborto es un servicio médico tradicional, la historia del Times deja claro que las clínicas de aborto enfrentan desafíos legales y legislativos únicos y casi constantes. Como resultado, el mayor proveedor de abortos de la nación debe participar plenamente en la defensa política o perder la lucha por la supervivencia”.
“En otras palabras, Planned Parenthood debe defender agresivamente la ganancia neta de sus 600 ‘centros de salud’, incluso cuando emite comunicados de prensa y presenta informes amicus sobre demandas legales a la legislación provida, que enmarcan tales proyectos como un ataque injusto a ‘centros de salud’ al servicio de los más necesitados”, continúa el texto.
Sin embargo, al final del artículo del Register, se informa que McGill Johnson, la sucesora interina de Wen, ya ha regresado al mensaje tradicional que Planned Parenthood “ha transmitido durante décadas”.
“Nuestro trabajo y nuestra misión no se trata de una persona o incluso de una organización. Nuestro trabajo se trata de los millones de personas que necesitan acceso a una atención médica integral y asequible”, escribió Johnson en Facebook.
Planned Parenthood es el mayor proveedor de abortos en los Estados Unidos. En 2016, la organización realizó aproximadamente uno de cada tres abortos.
La salida de Wen, sin embargo, se topa con un momento difícil para la industria abortista, pues estados como Ohio, Alabama, Indiana, Luisiana y Missouri han promulgado leyes para restringir el aborto, y en algunos casos prohibir la práctica por completo.
Además, en la última década Planned Parenthood ha visto disminuir su número de pacientes. La cantidad de exámenes de detección de cáncer, la distribución de anticonceptivos y los servicios prenatales proporcionados por la organización también se redujeron.
Sin embargo, los abortos han aumentado en un 10% desde 2006, a pesar de que Planned Parenthood ha visto menos pacientes.
En junio de 2019 se anunció que la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito de Estados Unidos dictaminó que entrarán en vigor las nuevas normas de la ley “Title X”, que prohíben que fondos federales financien clínicas de abortos como Planned Parenthood, que perderá 60 millones de dólares provenientes de impuestos.
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