George Clooney y Grant Heslov producen “El Arte del Asesinato Político” para HBO
Centroamérica tiene en su historia reciente una estela de martirio de sacerdotes, religiosas, religiosas y laicos. El ejemplo más conocido en el mundo es el asesinato de san Óscar Romero, ocurrido en marzo de 1980.
Un documental de HBO sobre el asesinato del obispo guatemalteco Juan Gerardi –producido por el actor George Clooney y Grant Heslov – volverá a hacer notoria la presencia de una Iglesia comprometida con la justicia y con las causas populares de esta atribulada región de América Latina.
El documental, que se estrena el 16 de diciembre, fue dirigido por Paul Taylor y lleva por título The Art of Political Murder, (El Arte del Asesinato Político), un título muy sugerente, inspirado en el libro del mismo nombre, escrito por Francisco Goldman.
Según Taylor, entrevistado vía zoom por Religion News Services (RNS), “hay muchas historias negativas, películas y documentales que se hacen sobre la Iglesia Católica; me atrajo la idea de que esto no fuera eso”.
Antes al contrario, el documental muestra el valiente papel del clero católico en la lucha por la democracia en Centroamérica.
La Guerra Civil en Guatemala se extendió por casi 36 años (de 1960 a 1996) y dejó una estela de más de 200.000 víctimas civiles, muchas de ellas pertenecientes a los pueblos indígenas que habitan el país. Es considerada una de las guerras civiles más mortíferas en la historia de América Latina.
¿Quién era monseñor Gerardi y por qué fue asesinado?
El obispo Juan José Gerardi Conedera (27 de diciembre de 1922 – 26 de abril de 1998), fue un activo defensor de los derechos humanos en Guatemala; especialmente, de los indígenas mayas de la zona quiché. Uno de sus logros fue obtener del Gobierno guatemalteco la aceptación de los idiomas originarios como idiomas oficiales.
También obtuvo permiso gubernamental para que las radios populares indígenas maya-quiché pudieran transmitir en su propia lengua. Con ello dotó de una herramienta “subversiva”, según las fuerzas aliadas al Gobierno y a los paramilitares, pues «alentaba la insurrección de sectores populares, azuzados por la izquierda».
En 1988 fue nombrado miembro de la Comisión Nacional de Reconciliación del Gobierno. La idea de esta Comisión era comenzar el proceso de rendición de cuentas por los abusos durante la guerra civil.
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Al mismo tiempo, Girardi fue determinante en el proyecto auspiciado por la Iglesia católica: Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI).
El resultado de este proyecto fue el que aceleró su asesinato. El 24 de abril de 1998, Girardi, a la sazón obispo auxiliar de Ciudad de Guatemala, anunció los resultados del informe “Guatemala: ¡Nunca más!”. En él se detallan los abusos cometidos en contra de la población durante la guerra civil intestina.
El informe REMHI resume los testimonios y declaraciones de miles de testigos y víctimas de la represión durante esos años de horror en Guatemala. En esencia, acusaba al Ejército y a los aliados de élite de ser los responsables del 80% de las atrocidades cometidas en tres décadas y media de lucha.
El crimen y sus consecuencias
La historia narrada por Taylor se centra en el crimen en contra del prelado: el 26 de abril de 1998. Dos días después de la publicación del informe, Gerardi, de 78 años de edad, fue encontrado muerto en el garaje de la casa parroquial de la Iglesia de San Sebastián, donde vivía, en Ciudad de Guatemala.
Según las crónicas de la época, monseñor Gerardi fue agredido y asesinado con una saña inusitada. Sus asaltantes utilizaron una losa de hormigón como arma homicida. El obispo quedó tan herido en el brutal ataque que su rostro estaba irreconocible, y la identificación del cadáver se hizo mediante su anillo episcopal.
Goldman le dijo a RSI que el asesinato de Gerardi «podría haber destruido la paz por completo». Pero quienes retomaron su trabajo e investigaron su muerte, después del asesinato, «estaban realmente luchando por el país en el que querían vivir», agregó «y esa lucha todavía continúa».
En 2001, en el primer juicio en un tribunal civil de militares en la historia de Guatemala, tres oficiales del Ejército fueron condenados: el coronel Byron Disrael Lima Estrada y su hijo, el capitán Byron Lima Oliva, y José Obdulio Villanueva fueron condenados a 30 años de prisión.
Taylor dijo a RSI que mientras leía el libro se sorprendió no solo por el coraje del obispo, sino también por la valentía y el altruismo de aquellos que aceptaron su desafío después de su muerte.
“Me pareció muy conmovedor, y en esta historia tan oscura espero que la gente encuentre mucha esperanza”.
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