Los correos más curiosos de nuestros lectores

En Aleteia solemos recibir correspondencia (emails) y reseñas de nuestros lectores.Y la verdad, nos sentimos honrados y agradecidos.

Es maravilloso saber que estamos en sus corazones. Y ustedes, amables lectores, están muy presentes en los nuestros.

Nos encanta cuando comentan que rezan por nosotros. Necesitamos de sus oraciones.

En Aleteia, por ser un apostolado católico, nos sostenemos en parte gracias a sus devotas plegarias.

Hay correos muy interesantes que sobresalen por su género, temas de actualidad y gestos de simpatía. Antes de que finalice el año me gustaría compartir contigo algunos de ellos. 

Hoy comparto una pequeña reseña que para mí es muy significativa, especial.

Ayudando a las almas del purgatorio

Este año escribí algunos artículos sobre nuestras hermanas las benditas almas del purgatorio.

Para acortar su tiempo en el purgatorio y que puedan ser llevadas al paraíso, nosotros podemos, y debemos, ayudarlas.

¿Cómo? Con nuestras oraciones, ofreciendo misas por ellas y con las indulgencias que otorga nuestra Iglesia.

Algunas de estas almas se encuentran muy olvidadas y necesitadas con URGENCIA de nuestras oraciones y sacrificios.

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Recuerdo las clases que nos impartían siendo un niño, en mi ciudad natal Colón (Panamá), unas dulce monjas franciscanas.

Todas las tardes dedicaban una hora para relatarnos la vida de algún santo, hablarnos de Jesús en el Sagrario, nuestra Iglesia y ocasionalmente sobre las benditas almas del purgatorio.

¿Purificación en vida o en el más allá?

Tengo presente la historia de aquella devota mujer que se quejaba mucho de su enfermedad, a la que se le apareció Jesús:

“Sé que ahora sufres, pero es para tu purificación. Te doy a elegir, un día en el purgatorio o cinco años purgando tus pecados en la tierra, con esta dolorosa enfermedad”.

Eligió el purgatorio. Al momento falleció y fue llevada allí. Sufría, pero tenía la esperanza de ser llevada pronto al cielo.

Pasaron los años y un día se quejó con Jesús: “Acepté un día en este lugar de suplicios, pero ha transcurrido más de un año y sigo aquí”.

Jesús la llevó de vuelta a la habitación de su casa donde yacía su cuerpo inerte.

“Mira bien, acabas de morir”, le dijo Jesús. “Ni siquiera han encontrado tu cuerpo”.

«¿Y esta noche no va a rezar?»

Lo recordé por la bella historia que compartió una lectora de Aleteia en la reseña de un artículo.

“Tengo la costumbre de rezar cada noche por las almas de nuestra hermanas que se purifican en el purgatorio. Por años he rezado pidiendo a Dios por las más necesitadas de su infinita Misericordia. Una noche llegué tan cansada a casa que me recosté en el sofá de la sala y me quedé dormida. Estaba sola en casa. Al rato siento que me sacuden del hombro, abro los ojos y escucho una voz amable que pregunta: “Y esta noche, ¿no va a rezar?”. Ella se despertó del todo, se sentó y exclamó: “Ay disculpen, enseguida lo hago”.

Amable lector de Aleteia, NO LAS ABANDONEMOS. ¿Serías tan amable de recordar esta noche en tus plegarias a nuestras hermanas, las Almas Benditas del purgatorio?

¡Dios te bendiga! ¡Saquemos almas del purgatorio!

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