“Aquello que temíamos ha sucedido: la guerra ha regresado, una vez más, por las calles y entre la gente, ha regresado en un continente que parecía haber aprendido de las atrocidades del pasado, ha regresado trayendo consigo el peligro de un nuevo conflicto mundial. Ha regresado y ha vuelto a presentar ante nuestros ojos el drama que viven millones de personas en otros lugares del mundo”, señaló la carta publicada el 28 de febrero.
“Unámonos a los hombres, mujeres y niños que viven en Ucrania y en todos los países profundamente heridos por las guerras, o por enfrentamientos y actos de violencia internos. Confiemos a la Madre de Dios el sufrimiento, la vida y la muerte de tantos hermanos y hermanas nuestros que se ven afectados por el horror y la insensatez de la guerra”, indicó la misiva publicada en el sitio web del Episcopado colombiano.
Las autoridades del dicasterio animaron a los consagrados a hacer “nuestro el llamamiento del Papa Francisco a hacer del próximo 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, una jornada de ayuno por la paz”.
“Lo sabemos bien: nunca habrá vencidos o vencedores, sino solo hombres, mujeres y niños devastados por el conflicto. Nuestra oración es por la salvación de todos, siguiendo el ejemplo de Cristo, que en la cruz ha abrazado al justo y al pecador”, señalaron.
Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania el 24 de febrero, el Papa Francisco y diversas autoridades del Vaticano han ofrecido sus oraciones y su disposición para mediar.
Asimismo, la Iglesia Católica en Polonia, país limítrofe con Ucrania, ya acoge a más de 300 mil refugiados que huyen de la guerra, mientras que la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) ha enviado un millón de euros para ayudar a la Iglesia en Ucrania en su labor pastoral y solidaria.
Las autoridades del Vaticano pidieron a las hermanas contemplativas que sigan rezando, ya que “seguramente en este tiempo están ofreciendo su vida por la paz. Que la oración incesante sea el corazón ardiente de cada uno, de cada una, y de todos”.
A los religiosos les recuerdan las palabras del Santo Padre: “Se debe rezar siempre, también cuando todo parece vano, cuando Dios parece sordo y mudo y nos parece que perdemos el tiempo, incluso si el cielo se ofusca”.
“Recemos para que cese la guerra, para que no triunfe una economía que mata, para que el amor reemplace al odio, la solidaridad a la indiferencia, para que el diálogo sea más fuerte que las armas”, alentaron.
“No nos cansemos de rezar. Con esa misma pasión realicemos gestos de paz allí donde estemos, junto a todo hombre y mujer de buena voluntad, dejémonos convertir por el Espíritu Santo para realizar obras de paz, para que nuestra vida hable y sea, con mansedumbre y verdad, testimonio de la misericordia que nos dona el Padre”.
Al final de la carta, ambos pidieron encomendar Europa y el mundo entero “a María, Reina de la Paz”.
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