El Vaticano publicó este lunes 23 de enero el mensaje que el Papa Francisco dirigió a los participantes en el congreso sobre la enfermedad de Hansen, conocida como Lepra, que se desarrolla en Roma bajo el título “No dejar a nadie atrás”.
El Santo Padre comparó el trabajo de quienes se comprometen con esta enfermedad con el buen samaritano, “que inclina para curar a los más débiles y devolverles los derechos y la dignidad que les han sido negados”.
Para el Papa Francisco, “lo que debe preocuparnos es que no sólo se olvide la enfermedad, sino también a las personas”.
El Pontífice recordó que “es una de las enfermedades más antiguas de la historia de la humanidad” y lamentó que “el estigma asociado a la lepra sigue causando graves violaciones de los derechos humanos en diversas partes del mundo”.
A continuación, defendió que “no debemos ignorar esta enfermedad, que desgraciadamente sigue afectando a tantas personas, sobre todo en los contextos sociales más pobres”.
Más tarde, el Papa preguntó: “¿Nos rebajaremos a tocar y curar las heridas de los demás? ¿Nos rebajaremos a llevarnos unos a otros a hombros? Este es el reto actual, del que no debemos tener miedo”.
Asimismo, el Santo Padre pidió aprovechar el Día Mundial de la Lepra, que se celebra el próximo 30 de enero, para “denunciar y tratar de corregir las discriminaciones que provocan”.
Aseguró también que “la denuncia debe ir siempre acompañada de una propuesta, como síntesis entre el bien que silenciosamente ya existe y las visiones proféticas, capaces de inspirar una caridad estructurada y una convivencia más justa”.
“Debemos preguntarnos cuál es la mejor manera de colaborar con las personas afectadas por la lepra, tratándolas plenamente como personas, reconociéndolas como protagonistas principales en su lucha por participar en los derechos humanos fundamentales y vivir como miembros de pleno derecho de la comunidad”, propuso el Santo Padre.
En este sentido, animó a los participantes del congreso a seguir trabajando para que a los enfermos “no les falte apoyo espiritual y asistencia sanitaria”.
“Las comunidades cristianas deben dejarse evangelizar por estos hermanos y hermanas y estar a la vanguardia de los esfuerzos por su plena integración”, concluyó el Papa Francisco.
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