Al comienzo de su discurso, el Papa Francisco definió la cooperación interreligiosa como “un elemento importante de la sociedad, que permite a las personas vivir pacíficamente como hermanos y hermanas, reconciliados entre sí y con su entorno”.
Además, afirmó que “la pobreza y la falta de respeto por la dignidad de los marginados causan mucho sufrimiento y desánimo en nuestro tiempo”.
Ante esto, el Santo Padre propuso procesos “que promuevan conciencia de la fragilidad radical de nuestros contextos medioambientales”.
Para el Pontífice, es “urgente buscar, mediante el diálogo a todos los niveles, soluciones integradas basadas en el respeto de la interdependencia fundamental entre la familia humana y la naturaleza”.
Respecto a la “conversión ecológica”, aseguró que se produce “cuando la gente reconoce las raíces humanas de la actual crisis medioambiental”.
También se da, según el Papa Francisco, “cuando el verdadero arrepentimiento lleva a frenar o detener tendencias, ideologías y prácticas dañinas e irrespetuosas con la creación”.
“Y cuando la gente se compromete a promover modelos de desarrollo que curen las heridas infligidas por la codicia, la búsqueda desmedida de beneficios económicos, la falta de solidaridad con el prójimo y la falta de respeto por el medio ambiente”, dijo el Papa.
Por último, defendió que “los cristianos cumplen su responsabilidad ecológica cuando, como cuidadores dignos de confianza, protegen la creación, la obra que Dios confió al hombre para que la cultive y la cuide”.
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