“Hace falta volver a pensar en los lugares donde celebramos Misa los domingos, con las fuerzas concretas de las cuales disponemos. Pienso en un ministerio más itinerante, siguiendo el modelo de las misiones del pasado. Se podría estar un par de semanas en un lugar, luego en otro. No se puede proponer lo mismo en todos lados o siempre”, explicó el Prelado en entrevista concedida al diario del Vaticano L’Osservatore Romano (LOR).
Ante diversos desafíos como las protestas de los chalecos amarillos –un movimiento social de protesta que se formó en Francia en octubre de 2018– o la cada vez menor asistencia de fieles a Misa los domingos, el Prelado dijo que es necesario “mostrar cercanía a nuestra sociedad”, además de “salir a buscar a la gente y no esperar a que sean las personas quienes vengan”.
El Arzobispo explicó que en Reims solo hay 79 sacerdotes para atender a una población de más de 180 mil habitantes. De estos presbíteros, 27 tienen menos de 70 años, de los cuales solo siete están debajo de los 50. Además hay un solo seminarista.
“Esperaba afrontar este desafío porque es el caso de muchas diócesis de Francia. También en París, donde fui obispo auxiliar entre 2008 y 2018, los grandes contingentes de sacerdotes los tuvimos en la postguerra. Ahora hay muchos ancianos y muchos otros han muerto. No se puede seguir con el sistema de entonces cuando había muchos presbíteros”, señaló.
Ante esta realidad, el Arzobispo de Reims sugirió lo siguiente: “Me imagino a un sacerdote en una camioneta, que llega a un lugar preciso: allí los fieles pueden informar a quién hace falta ver, a qué enfermo visitar, a qué operador pastoral escuchar”, especialmente en las localidades más apartadas y pequeñas.
“Esto debe hacerse en un sector preciso y delimitado, no para conocerlo todo necesariamente sino para estar correctamente informados y luego proponer Misas, conferencias, algún evento para jóvenes y niños, si los hubiera”, continuó.
En la Arquidiócesis de Reims, dijo el Prelado, “estamos creando un pequeño equipo de sacerdotes que estarán encargados de desarrollar esta misión junto al obispo auxiliar. Sin embargo, desde enero todos los sacerdotes serán invitados a dedicarse menos a la gestión de las parroquias para ir más a buscar a la gente”.
De este modo, explicó, “estamos actuando de acuerdo a lo que el Papa Francisco ha explicado muy claramente en la Evangelii gaudium”.
El 24 de noviembre de 2013 se presentó en el Vaticano la exhortación apostólica del Papa Francisco titulada Evangelii Gaudium (El Gozo del Evangelio) sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual.
El texto tiene una extensión en español de 142 páginas y está dividido en una introducción y cinco capítulos cuyos títulos son: “La transformación misionera de la Iglesia”,“En la crisis del compromiso comunitario”, “El anuncio del Evangelio”,“La dimensión social de la Evangelización” y “Evangelizadores con espíritu”.
En la entrevista con LOR, el Arzobispo de Reims explicó que los sacerdotes tienen tres tareas esenciales: “Enseñar, santificar y gobernar. Con frecuencia nos concentramos mucho en el tercer aspecto, mientras que en el espíritu del Señor y del Concilio Vaticano II, creo, es necesario sobre todo enseñar, anunciar la Buena Nueva, así como estimular y fortificar a los cristianos allí donde se encuentren”.
El Concilio Vaticano II fue probablemente el evento eclesial y mundial más importante del siglo XX. Lo impulsó el Papa San Juan XXIII para buscar el “aggiornamento”, es decir la actualización de la Iglesia para acercarla al mundo actual. Comenzó en 1962 y se dividió en cuatro etapas. Participaron en alrededor de dos mil padres conciliares de todo el mundo.
El presidente de la CEF también reflexionó sobre el papel de los sacerdotes africanos que llegan a Francia a estudiar y a colaborar con el ministerio pastoral.
“Los sacerdotes africanos que vienen a Francia nos consideran el país que les llevó el Evangelio a su tierra, por lo que están persuadidos de que Francia es un país cristiano, fervoroso, cercano a la imagen de los misioneros que partieron para evangelizar el continente africano”, dijo.
“Cuando llegan pueden ver campanas y campanarios en todos lados e imaginan que las iglesias están llenas de fieles. Se llevan una gran sorpresa cuando se dan cuenta de que solo unas 30 personas van a Misa, en una iglesia que además puede ser fría”, lamentó.
Ante este y otros desafíos actuales en Francia y otros países, continuó el Arzobispo, “es necesario encontrar las soluciones que mejor se adecúen. También el Papa Francisco nos alienta a anunciar el Evangelio, ocupándonos menos de nuestras estructuras”.
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