Sobre el primer tema ACN subrayó que ha comenzado “la cuenta atrás” de la desaparición de todo vestigio cristiano en pueblos y ciudades de Oriente Medio ya que a pesar de la (supuesta) derrota del llamado Estado Islámico (ISIS), “el impacto del genocidio ha provocado un descenso de fieles” en Irak, por ejemplo (que de los 1.5 millones que había en 2003, solo quedan entre 120 y 150.000; y en Siria ha menguado el número en dos tercios desde 2011 a la fecha).
El informe de ACN también señala que la persecución de los cristianos ha empeorado más en el sur y el este de Asia, y contabiliza 477 incidentes anticristianos en 2017 en India.
En esa misma región, 300 personas murieron y más de 500 resultaron heridas en Sri Lanka el Domingo de Pascua de 2019, cuando los yihadistas perpetraron atentados de bomba en varios sitios, incluidas tres iglesias.
En esto último coincide otro informe, este del Gobierno de Gran Bretaña en el sentido que la libertad religiosa, especialmente el hostigamiento en contra de los cristianos, “ha empeorado en primera mitad de 2019”.
El informe de la Oficina de Asuntos Exteriores sobre Derechos Humanos del gobierno británico señaló el empeoramiento de las violaciones a la libertad religiosa en varios de los treinta países considerados como “prioritarios” en lo que respecta a los derechos humanos.
Coincidiendo con el panorama relatado por ACN, el estudio de Gran Bretaña destaca la grave situación de Pakistán, país donde “sigue siendo muy desafiante y profundamente preocupante, con intolerancia, violencia y discriminación generalizadas” en contra de las minorías religiosas, incluyendo a los cristianos.
La lista entregada por el gobierno británico incluye a países de la región asiática como Myanmar, China, Afganistán y Turkmenistán, mientras que ACN también recuerda os ataques en Filipinas, mismos que “muestran que ahora hay una trinidad profana de amenazas que enfrentan los cristianos en el sur y el este de Asia: extremismo islámico, nacionalismo populista y regímenes autoritarios”.
Pero Asia no es una excepción. Según señala ACN, “en todo el mundo, los cristianos son un blanco favorito para los extremistas militantes violentos que operan sin límites y que perciben a los cristianos locales como una alternativa legítima a un ataque directo en Occidente”.
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