Roma (Agencia Fides) - Agradecimiento y gratitud al Señor por el don de este Mes Misionero Extraordinario, "por todo lo que el Espíritu Santo nos ha hecho vivir y suscita, especialmente en muchas Iglesias locales esparcidas por el mundo", y compromiso de no cerrarlo, sino de "continuar en el camino de la conversión misionera de la Iglesia, tan deseada por el papa Francisco y por todos nosotros". Estos son los sentimientos expresados por el cardenal Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, durante la celebración eucarística que presidió ayer, 29 de octubre, en el foro organizado por la Fundación Missio y la Oficina de Cooperación Misionera de la CEI ttitulado ‘La misión hace a la Iglesia: bautizada y enviada a la vida en el mundo’.
Del 28 al 31 de octubre, en la Fraterna Domus de Sacrofano (Roma), más de 300 personas se reúnen en una ocasión propicia para el discernimiento común sobre la misión. Participan los obispos encargados de las Comisiones Misioneras Regionales, los directores de los Centros Misioneros Diocesanos con sus equipos, los representantes de los Institutos Misioneros y Religiosos, los sacerdotes Fidei donum, voluntarios internacionales y misioneros laicos.
En su homilía, el cardenal subrayó que el objetivo del Mes Misionero Extraordinario no era sólo celebrar el centenario de la Carta Apostólica Maximum Illud, "sino reavivar el ardor por la misión, para que cada vez más fieles a Jesús se apasionen por la salvación de la humanidad. No se trataba, pues, de resucitar formas exóticas de la misión restringidas a unos pocos ‘héroes’, sino de redescubrir la responsabilidad bautismal común que nos viene de la fe y que llama a todos a la santidad. Hemos de repensar y descubrir nuevos caminos, nuevos modos de misión cuyo verdadero contenido consista en la fecundidad de la fe bautismal en la relación de conversión y transformación del mundo", exhortó.
El prefecto del Dicasterio Misionero subrayó entonces que "estamos puestos en el mundo como levadura, sal y luz, para que todo fermente en Cristo y se convierta en pan para el ofrecimiento de sí mismo a Dios, en el don por los demás" y que la Iglesia sea "capaz de evangelizar eficazmente solo en el conjunto de la comunión de las Iglesias esparcidas por el mundo". Esta universalidad exige el don de sí mismo, el testimonio de la propia vida, como lo han hecho los numerosos misioneros de la historia de la Iglesia. "El Mes Misionero Extraordinario nos fue indicado por el Papa como una oportunidad preciosa y providencial para pedir y reflexionar sobre el estado, la calidad y la seriedad de nuestro testimonio dentro de la misión", explicó el cardenal.
En la conclusión de su homilía, monseñor Filoni recordó que el Mes Misionero Extraordinario nos introduce a una nueva meta: "En 2022 celebraremos el cuarto centenario de la creación por el papa Gregorio XV de la entonces Congregación de Propaganda Fide, ahora Congregación para la Evangelización de los Pueblos. En el mismo año recordaremos el bicentenario de la fundación de la Pontificia Obra Misionera de Propagación de la Fe por la venerable Paulina Jaricot y los cien años de calificación pontificia de las Obras Misionales, deseadas por el papa Pío XI. Con este espíritu, en lugar de cerrar el Mes Misionero Extraordinario, nos aventuramos a estos nuevos aniversarios para continuar en el camino de la conversión misionera de la Iglesia, tan deseada por el papa Francisco y por todos nosotros". (S.L.) (Agencia Fides 30/10/2019)
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