En el día del Señor de los Milagros, estas son las peticiones de un obispo por su pueblo

Piura, 28 Oct. 19 (ACI Prensa).- Este lunes 28 de octubre, día en que se conmemora al Señor de la Milagros, el Arzobispo de Piura y Tumbes (Perú), Mons. José Antonio Eguren, ofreció una Misa en su honor en la que aprovechó para pedir especialmente por los milagros que su pueblo necesita.

Ante la multitud de fieles que se reunieron la mañana de este lunes en el atrio de la Basílica Catedral de Piura, Mons. Eguren destacó en su homilía que “al mirar la imagen bendita del Señor crucificado”, Cristo “nos revela el amor genuino y verdadero”.

“Por eso esta mañana pidámosle al Señor que nos enseñe a amar. Que nos enseñe a amarlo a Él sobre todas las cosas, y a nuestro prójimo, por amor a Él como a nosotros mismos. Ahora bien, nuestro amor fraterno debe ser universal, es decir no debemos excluir de él a nadie. El cristiano tiene que amar a pobres y a ricos, a cercanos y lejanos, a creyentes y no creyentes, a compatriotas y a extranjeros, incluso hasta los enemigos, según el mandato y el ejemplo del Señor”, afirmó. 

“No cabe en un devoto y seguidor del Señor de los Milagros ninguna preferencia de personas, y menos resentimientos, odios, deseos de venganza, calumnias, o cualquier otra actitud contraria a la caridad”, dijo el Arzobispo, quien estuvo acompañado por sacerdotes, religiosas, la Hermandad del Señor de los Milagros de Piura y autoridades locales.

En otro momento pidió que, puestos delante del Señor, todos rueguen al Cristo Morado por un milagro.

En primer lugar por el milagro de una “conversión profunda y sincera”, “alejarse del pecado” y “aprender a hacer el bien en cosas concretas, con hechos y no con palabras” para llegar a ser santos.

Luego, pidió por “el milagro de que nuestras familias, bendecidas por el matrimonio sacramento, sean verdaderas iglesias domésticas, cenáculos de amor fiel y duradero, y santuarios donde la vida sea querida, esperada y acogida como valor único e irrepetible.

También pidió “por la Iglesia de Piura y Tumbes, la casa y la escuela de la comunión, y una comunidad eclesial intrépida y valiente en el anuncio del Evangelio”.

“El milagro de tener entrañas de caridad y compasión para acoger a nuestros hermanos venezolanos que llegan a nuestra tierra. Señor de los Milagros, ayúdanos a que seamos generosos y solidarios con ellos, para que así podamos construir una sociedad donde nadie se sienta extranjero”, añadió.

Mons. Eguren también solicitó “el milagro de que los cristianos brillemos por nuestro amor hacia los más pobres; por nuestra solidaridad con los enfermos, ancianos, abandonados, encarcelados y explotados, y por nuestra capacidad de perdonar al que nos ofende, en especial al enemigo”.

Sin dejar de lado la defensa de la vida y la familia, el Arzobispo pidió el “milagro de que los niños por nacer no sean abortados, sino amados y acogidos desde su concepción”, y que “el  matrimonio entre un hombre y una mujer, del cual solo puede brotar la familia, sea siempre reconocido y respetado por nuestros legisladores y gobernantes, sin recibir la humillación y el maltrato de falsos modelos de matrimonio y de familia que llevan a la degradación de la sociedad”.

Mons. Eguren también pidió por la reconstrucción de la región Piura.

“Finalmente, el milagro que cada uno de nosotros le pide ahora al Cristo Moreno, desde el silencio de su oración, que como el incienso de los sahumerios se eleva a su presencia: el trabajo, la salud, cosechas y pesca abundantes, la justicia, la seguridad”, agregó.

Culminada la celebración eucarística, la venerada imagen del Señor de los Milagro inició su penúltimo gran recorrido por las principales calles de la ciudad, llevado en hombros de los miembros de la Hermandad.  

 

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