Ideas para hacer una compra saludable con tus hijos

Uno de los consejos que damos los nutricionistas para mejorar la alimentación de los pequeños es involucrarles desde la planificación del menú, en la compra de alimentos y hasta en la elaboración de los platos, siempre y cuando que sea posible.

¿Por qué? Porque aprenden y ponen en práctica lo que les contamos sobre la alimentación saludable. Esto, junto con el ejemplo de sus padres a la hora de comer, es la mejor manera de que adquieran buenos hábitos.

Todos sabemos que ir con ellos al supermercado no es una tarea sencilla. A veces se aburren, otras quieren comprar todo lo que les atrae: golosinas, galletitas… Puede pasar de todo en un supermercado…  Por eso necesitamos paciencia e involucrarles en esta tarea para que aprendan e incluso se diviertan.

Hacer la compra es pues una excelente oportunidad para aprender y poner en práctica muchos conocimientos ya adquiridos en colegio y en casa. 

Algunas ideas que te pueden ayudar…

Observar

Planificar la compra:

  • Decide el supermercado al que ir con los niños. Algunos son demasiado grandes y se pueden agotar. 
  • Hacer una lista de la compra clara con alimentos que necesitamos para nuestro menú semanal, algo que se puede hacer con la ayuda de los niños. Se sentirán como un miembro de la familia más activo, que toma decisiones a la hora de planificar el menú semanal y hacer la lista de todo lo necesario para cocinar. 
  • Escoge un momento sin hambre y sin prisa.

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Compra respetuosa con el ambiente: Podemos enseñarles a tener una conciencia respetuosa con el entorno, escogiendo alimentos de temporada y proximidad, y llevando las bolsas de casa (reutilizables, o de tela) para reducir el consumo de plástico.

Jugar a los detectives del supermercado

Animamos a los niños a que se lleven una lupa para hacerlo más atractivo y aprovechamos la ocasión para enseñarles a descubrir la fecha de caducidad de los alimentos, a leer las etiquetas, los ingredientes básicos, interpretar y comparar las etiquetas de los productos para escoger con más conocimiento.

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Pueden comenzar fijándose leyendo la lista de ingredientes del producto, enseñarles que el primer ingrediente que aparece es el que se encuentra en mayor cantidad y que están ordenados de mayor a menor. Ejemplo, si son galletas de avena, tiene que aparecer como primer ingrediente la avena, si por el contrario es harina de trigo, significa que realmente no son de avena. O si en algún alimento el primer ingrediente es azúcar o grasa se trata de un alimento no saludable.

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También pueden observar el aporte calórico de un alimento, si el producto tiene más de 200 kilocalorías por cada 100 gramos se considera un alimento alto en calorías y si contiene menos de 100 kilocalorías bajo en calorías.

Es importante distinguir el contenido de sal de los alimentos. Se considera alto cuando contiene más de 1 gramo por cada 100 gramos de alimento.

Se puede comparar con ellos, alimentos que son más saludables, como por ejemplo determinados cereales comunes sin agregado de azúcar o integrales con los infantiles ricos en azucares o miel.

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Mom and daughter Having Argument
Shutterstock

¿Y se les antoja alguna chuchería? Los niños siempre van a demandar alimentos ricos en grasa y azúcar. Sin embargo, que les apetezca algo no significa que debas comprárselo. Como padres no debemos plantearlo o vivirlo como una prohibición, sino como una decisión de no incluir ese alimento en nuestra dieta de forma habitual.

Pero esto es algo que debemos plantear de antemano. Son normas de consumo en el hogar para todos que regulen cuándo se puede comer algo. De este modo si el límite está claro, los niños entienden mejor que eso hoy “no toca” y que por lo tanto no merece la pena empeñarse en pedirlo. En cambio, si no está establecido aún se puede optar por ofrecer la alternativa de comprar todo lo necesario para hacerlo en casa con ingredientes naturales y más sanos.

Ir con los niños al supermercado es una forma de ayudarles a entender lo importante que es la alimentación saludable para crecer fuertes y sanos. Además ayuda a prevenir la obesidad infantil.

Hacer de la hora de la comida un momento sano, relajado y feliz es una tarea que empieza mucho antes de sentarse a la mesa. Comienza en el supermercado haciendo la compra o elaborando el menú semanal en familia.

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