El Papa Francisco concluye su histórico viaje a Irak y vuelve a Roma

VATICANO, 08 Mar. 21 (ACI Prensa).- Después de 3 días de intensa agenda en Irak, este lunes 8 de marzo el Papa Francisco concluyó su viaje apostólico a este país de Oriente Medio y a las 09:40 de la mañana, hora local de Irak, el avión que lo traslada a él, a su séquito y a los periodistas acreditados despegó del aeropuerto Internacional de Bagdad.

Antes de partir, el Pontífice celebró Misa en privado en la Nunciatura Apostólica. Después de despedirse de las personas que le han ayudado estos días, se dirigió al aeropuerto, donde mantuvo una breve reunión privada con el presidente de Irak. A continuación, tuvo lugar una sencilla ceremonia de despedida en el aeropuerto antes de embarcar.

El vuelo, con código AZ4001 de Alitalia, tiene una duración aproximada de 5 horas 15 minutos, por lo que se espera que, tras recorrer 2.947 kilómetros, el avión que traslada al Santo Padre, un A330, aterrice en el aeropuerto de Roma-Fiumicino a las 12:55, hora de Italia.

El Papa Francisco llegó a Irak el pasado viernes 5 de marzo como peregrino en medio de una Iglesia martirizada y un pueblo que ha sufrido décadas de guerra y violencia.

Entre los eventos más destacados que protagonizó estos días, destacan el encuentro con las autoridades y sociedad civil el 5 de marzo en el Palacio Presidencial de Bagdad, donde solicitó la protección y reconocimiento de los derechos de todas las comunidades religiosas, y recordó la presencia milenaria de los cristianos en Irak.

También en el primer día de su viaje, el Papa se reunió en la catedral católica siria de Nuestra Señora de la Salvación con obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas y catequistas.

Ante ellos recordó a las 48 víctimas mortales y 70 heridos del atentado terrorista contra esta catedral el 31 de octubre de 2010. “Que el recuerdo del sacrificio de los mártires nos inspire para renovar nuestra confianza en la fuerza de la Cruz”, dijo el Papa en aquella ocasión.

Otro evento de gran importancia fue la visita que Francisco realizó el sábado 6 de marzo al gran ayatolá Al-Sistani, líder musulmán chií cuya influencia política y religiosa en Irak después de la Guerra es de gran importancia.

Ese mismo sábado 6 de marzo el Pontífice participó en un encuentro interreligioso en la llanura de Ur, la tierra de Abraham, desde la cual hizo un llamado a construir la fraternidad y a testimoniar a Dios, ante la imagen distorsionada que el mundo suele proponer del Altísimo.

En ese encuentro el Papa subrayó que “en el mundo de hoy, que a menudo olvida al Altísimo y propone una imagen suya distorsionada, los creyentes están llamados a testimoniar su bondad, a mostrar su paternidad mediante la fraternidad”.

Uno de los eventos más significativos de la presencia del Obispo de Roma en Irak fue la celebración de la Misa en rito caldeo, también el sábado 6 de marzo, en la catedral caldea de San José de Bagdad.

Sin embargo, el momento más emblemático del viaje fue la oración el domingo 7 de marzo por las víctimas de la guerra en la Plaza de las Cuatro Iglesias de la ciudad de Mosul. Mosul, principal ciudad de la Llanura de Nínive y de gran importancia para los cristianos iraquíes, fue destruida durante la ocupación de Estado Islámico entre 2014 y 2017.

El Pontífice rezó por las víctimas de la guerra y de la violencia rodeado de las ruinas de las cuatro iglesias, destruidas por los yihadistas, que dan nombre a la plaza.

El Papa afirmó que “la trágica disminución de los discípulos de Cristo, aquí y en todo Oriente Medio, es un daño incalculable no sólo para las personas y las comunidades afectadas, sino para la misma sociedad que dejan atrás”.

Tras la oración, el Papa se trasladó a otra localidad emblemática de los cristianos y también martirizada por Estado Islámico: Qaraqosh.

Allí, en la catedral de la Inmaculada Concepción, destruida y convertida en campo de tiro por los terroristas, el Santo Padre se reunió con la comunidad cristiana e hizo un llamado al perdón para que el terrorismo nunca tenga la última palabra, porque Cristo venció a la muerte.

Los grandes eventos presididos por el Papa Francisco culminaron con la celebración de una Misa multitudinaria en el estadio de Erbil, capital del Kurdistán iraquí la región que dio refugio a los cristianos que huyeron del Estado Islámico.

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