El Papa recordó su 33 viaje en Irak durante la audiencia general del miércoles en el Vaticano: La lógica de la guerra inició con Caín
El papa Francisco ha pedido hoy detener el comercio de armas en países como Irak, devastado por el terrorismo y la violencia. El pontífice ha recordado su 33º viaje apostólico a Bagdad, Najaf, Ur, Mosul, Erbil y Qaraqosh (5-8 Marzo) durante la Audiencia General de este miércoles, 10 de marzo:
«Yo me preguntaba: “Quién vendía las armas a los terroristas? ¿quién vende hoy las armas a los terroristas que están haciendo estragos en otras partes, pensemos por ejemplo en África? Una pregunta que yo quisiera que alguien me respondiera».
En la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, el Papa afirmó que el Señor le concedió visitar Irak, realizando un proyecto de San Juan Pablo II.
«Ha sido una peregrinación bajo el signo de la esperanza, la reconciliación y la fraternidad».
En nombre de toda la Iglesia católica he querido asociarme a la cruz que ese sufrido pueblo y esa Iglesia mártir han cargado durante años de terror, violencia y exilio forzado
Te puede interesar:
Papa en Irak: Las 10 fotos que quedarán para la historia
Abraham
«Nunca un Papa había estado en la tierra de Abraham; la Providencia ha querido que esto sucediera ahora, como signo de esperanza después de años de guerra y terrorismo y durante una dura pandemia».
En primer lugar, agradeció a Dios y a todos aquellos que han hecho posible el viaje: a las autoridades civiles y eclesiales.También a los fieles de las respectivas Iglesias; a las Autoridades religiosas.
El Papa destacó como «inolvidable» su encuentro con el Gran Ayatolá Al-Sistani, en su casa en Nayaf.
Te puede interesar:
Papa Francisco y Al Sistani: el cristianismo y el islam colaboren por “el bien de Irak”
«Hombre humilde y sabio…una luz». Así definió el Papa a Al-Sistani (90 años) en el vuelo de regreso a Roma desde Bagdad, quien es considerado como el mayor líder espiritual del islamismo chiita en Irak. Un nuevo interlocutor del Vaticano en Oriente Medio en línea con la Encíclica papal «Fratelli tutti», la libertad religiosa y la defensa de las minorías.
Qaraqosh
Francisco contó su experiencia en Qaraqosh, capital de Kurdistán iraquí, donde escuchó el testimonio de los cristianos perseguidos por el Estado Islámico.
«Sentí con fuerza el sentido penitencial de esta peregrinación: no podía acercarme a ese pueblo atormentado, a esa Iglesia mártir, sin tomar sobre mí, en nombre de la Iglesia católica, la cruz que ellos llevan desde hace años; una cruz grande, como esa colocada en la entrada de Qaraqosh».
«Lo sentí de forma particular viendo las heridas todavía abiertas de las destrucciones, y más todavía encontrando y escuchando a los testigos supervivientes de la violencia, la persecución, el exilio...», añadió.
Y al mismo tiempo, afirmó: «vi en torno a mí la alegría de acoger al mensajero de Cristo; vi la esperanza de abrirse a un horizonte de paz y de fraternidad, resumido en las palabras de Jesús que eran el lema de la visita: «Vosotros sois todos hermanos» (Mt 23,8)».
«Esperanza», fue la palabra del Papa para resumir su sentimiento al ver los gestos de la gente; en especial destacó a las mujeres que de pie por horas alzaban a sus niños de brazos. «La leí en los rostros luminosos de los jóvenes y en los ojos vivaces de los ancianos».
La guerra
«El pueblo iraquí tiene derecho a vivir en paz, tiene derecho a encontrar la dignidad que le pertenece».
Irak – afirmó el Papa – tiene «raíces religiosas y culturales» que son milenarias: Mesopotamia es cuna de civilización; Bagdad ha sido en la historia una ciudad de importancia primordial, que albergó durante siglos la biblioteca más rica del mundo.
¿Y qué la destruyó? La guerra. La guerra siempre es el monstruo que, con el cambio de épocas, se transforma y continúa devorando a la humanidad. Pero la respuesta a la guerra no es otra guerra, la respuesta a las armas no son otras armas.
¿Quién arma a los terroristas?
«Yo me preguntaba: “Quién vendía las armas a los terroristas? ¿quién vende hoy las armas a los terroristas que están haciendo estragos en otras partes, pensemos por ejemplo en África? Un pregunta que yo quisiera que alguien me respondiera», cuestionó el Papa.
«La respuesta no es la guerra, la respuesta es la fraternidad. Este es el desafío para Irak, pero no solo: es el desafío para tantas regiones en conflicto y, en definitiva, para el mundo ente: la fraternidad».
«Construir una cultura de la fraternidad, pidió el Papa y se preguntó si el mundo está listo para ello.
La lógica de la guerra inició con Caín, así recordó al personaje que mató a su propio hermano; el primer asesinato narrado en la Biblia.
Ur
Después, mencionó el encuentro que tuvo con los representantes de otras religiones en Ur; un acontecimiento histórico, “donde Abrahán recibió la llamada de Dios hace unos cuatro mil años”.
«En este país, como en todo el mundo, la respuesta a la guerra y a la violencia sólo puede ser la fraternidad. Con ese propósito musulmanes, judíos, cristianos y representantes de otras religiones nos reunimos y rezamos juntos en Ur, y resonó con fuerza en nuestro corazón la afirmación del Señor: ¡Todos ustedes son hermanos!»
Mosul y los cristianos
Así también destacó el lanzamiento de un mensaje de fraternidad desde Mosul y desde Qaraqosh, sobre el río Tigris, en las ruinas de la antigua Nínive.
«La ocupación del Estado Islámico causó la fuga de miles y miles de habitantes, entre los cuales muchos cristianos de diferentes confesiones y otras minorías perseguidas, especialmente los yazidíes.
Se ha arruinado la antigua identidad de estas ciudades. Ahora se está tratando de reconstruir con mucho esfuerzo; los musulmanes invitan a los cristianos a volver, y juntos restauran iglesias y mezquitas».
En este sentido, invitó a seguir rezando «por estos hermanos y hermanas nuestros tan probados, para que tengan fuerza de volver a comenzar.
Y pensando en tantos iraquíes emigrados quisiera decirles: habéis dejado todo, como Abrahán: como él, custodiad la fe y la esperanza, y sed creadores de amistad allá donde estéis».
La primera misa de un papa en rito caldeo
Sucesivamente, subrayó el mensaje de fraternidad que vino de las dos Celebraciones eucarísticas: la de Bagdad, en rito caldeo, y la de Erbil, «ciudad donde fui recibido por el presidente de la región y su primer ministro, por las autoridades y el pueblo».
«La esperanza de Abraham y de su descendencia se ha realizado en el misterio que hemos celebrado, en Jesús.
«Él, con su muerte y resurrección, nos ha abierto el paso a la tierra prometida, a la vida nueva donde las lágrimas son secadas, las heridas sanadas, los hermanos reconciliados», añadió.
La fraternidad: no hace ruido, pero es fructífera
«Queridos hermanos y hermanas, alabemos a Dios por esta histórica visita y sigamos rezando por esa Tierra y por Oriente Medio».
«En Irak, no obstante el fragor de la destrucción y de las armas, las palmas, símbolo del país y de su esperanza, han seguido creciendo y dando fruto. Así sucede con la fraternidad: no hace ruido, pero es fructífera y nos hace crecer. ¡Dios, que es paz, conceda un futuro de fraternidad a Irak, a Oriente Medio y al mundo entero!», concluyó.
Publicar un comentario