San Pantaleón, el médico romano que atendía gratis a los necesitados

Era médico en el entorno del emperador, pero curaba también gratis a los pobres. La envidia hizo que lo condenaran por cristiano

San Pantaleón era pagano, hijo del senador romano Eustorgio y una mujer cristiana llamada Eucuba que tenía dificultad para que su hijo se convirtiera. De hecho, falleció sin ver a su hijo bautizado, pero más adelante Pantaleón se convirtió y llegó a ser mártir.

Su padre le animó a estudiar medicina con Eufrosino, el médico del emperador Maximiliano. Gracias a la posición política, pudo hacerlo y trabajar en el entorno del emperador.

En ese mismo ambiente Pantaleón entró en contacto con el sacerdote Hermolao. Este le dijo que podría curar los cuerpos pero había alguien, Jesucristo, que curaba el cuerpo y el alma y era el único que podía hacerlo.

Pantaleón comprobó que había curaciones que no habían salido de sus manos y esto le hizo acercarse a la fe cristiana y pedir ser bautizado.

Un profundo cambio

Desde entonces, Pantaleón atendía a muchas personas de clases inferiores de forma gratuita, hasta el punto de que le llamaban médico anargirós (sin plata, gratis).

Entre los más cercanos al emperador había quienes tenían envidia de Pantaleón. El hecho de ser cristiano, entonces, se convirtió en la excusa para acusarlo ante Galerio Maximiano y librarse de él.

Pantaleón fue detenido en Nicomedia (hoy Izmit, en la actual Turquía). Fue encarcelado y posteriormente llevado a la plaza pública. Allí, a la vista de todos, lo despedazaron con garfios de hierro. No contentos con esta tortura, fue decapitado. Era el 27 de julio del año 305.

También murieron el sacerdote Hermolao y otros dos cristianos, Hermipo y Hermócrates.

Los cristianos de la ciudad recogieron su cuerpo y su sangre, al modo como se solía hacer con los mártires. Lo enterraron en el campo de un profesor llamado Adamantino.

Su devoción se extendió rápidamente tanto en Oriente como en Occidente.

La fiesta de san Pantaleón se celebra el 27 de julio.

Licuefacción de su sangre

En cuanto a este santo, existe un hecho sorprendente: la licuefacción de su sangre.

La sangre se conserva en una ampolla en la catedral de Ravello, en la Costa Amalfitana (Italia). La llevaron allí unos mercaderes desde Estambul, en el primer milenio.

En esa ampolla con la sangre los historiadores constatan, desde hace siglos, que se produce el fenómeno de la licuefacción.

De aquella ampolla se extrajo un pequeña porción de sangre para el papa Pablo V. Este la regaló a la condesa de Miranda, que tenía una hija en el monasterio de Monjas Agustinas Recoletas de Madrid. La condesa donó a ese convento la reliquia en 1616. Es el conocido monasterio de la Encarnación.

Todo el año se puede visitar la capilla-relicario del Monasterio, donde está la ampolla y otra reliquia: un trozo de hueso de san Pantaleón.

La víspera de san Pantaleón se expone la ampolla con la sangre junto al altar de la iglesia y todos pueden ver que está licuada.

Esta licuefacción hace que el contenido cambie de color a lo largo de dos meses y luego vuelva al color anterior. Del mismo modo, pasa de sólido a líquido y de nuevo a sólido.

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Oración

Oh, bendito y bienaventurado san Pantaleón,

mártir por amor a Dios y médico por amor al prójimo,

que hiciste tanto bien cuando estabas en la tierra

sanando enfermedades y padecimientos

a quien a ti llegaba y solicitaba tu ayuda,

hoy invoco con fe y esperanza tu glorioso nombre

pues sé que Dios te concedió el don

de ser nuestro valioso y poderoso mediador,

y a través de ti, desde las Alturas,

concede numerosos milagros y obra maravillas

en favor de los enfermos.

Buen san Pantaleón,

aclamado por los muchos milagros que obraste,

tú que eres poderoso protector de los enfermos

y benéfico patrón de los médicos,

ruega por la sanación total de (…)

que ahora está tan necesitado-a de salud,

bendice las manos de sus médicos

y haz que sean efectivas las medicinas que le administran,

que no carezca de los mejores cuidados

aleja de (…) los dolores y sufrimientos,

dale ánimo, energía y esperanza

para que no decaiga y crea en su curación.

San Pantaleón, por tus méritos,

por tu gran corazón y generosidad

te ruego hagas llegar mis peticiones a Dios

y consigas sean escuchadas cuanto antes.

Así sea.

Oh Dios Omnipotente:

Tú que nos das salud y eres nuestra fortaleza,

no nos desampares en esta ocasión,

no apartes tu mirada de este siervo tuyo que te necesita,

no dejes que la enfermedad agote más su cuerpo

y por la intercesión del milagroso médico Pantaleón,

conforta el cuerpo y el alma de (…)

que ahora está padeciendo una dura enfermedad.

Padre Todopoderoso que con amor nos cuidas,

envía tu poder curativo para que (…) recobre la salud.

Señor, por la intercesión del joven san Pantaleón,

que por defender tu honor y no abandonar su fe

cayó bajo los crueles golpes de sus perseguidores,

te pedimos ayudes a (…)

para que en breve recupere su vitalidad

y salga de su cuerpo toda enfermedad,

para que pueda alabarte y bendecirte

por los siglos de los siglos.

Te lo pedimos por tu Hijo Jesús,

que es la salud y Luz del mundo.

Así sea.

Rezar tres Padrenuestros, Avemaría y Gloria.

Repetir la oración y los rezos tres días seguidos.

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