El seminarista que siempre llegaba tarde a la oración

Hay tantas intenciones por las que rezar en el mundo...

Por eso les digo: todo lo que pidan en la oración, crean que ya lo han recibido y lo obtendrán (Marcos 11, 24)

Hace algunos años leí la biografía de

. Me encantan leer las vidas de los santos, sobre todo aquellos que son contemporáneos. Ellos te revelan el camino que tomaron hacia la santidad y que también tú puedes tomar.

Busco en cada santo ejemplos de vida, consejos y virtudes que puedan servirme en mi camino. Todavía recuerdo la recomendación para ser santos que daba don Bosco, un santo muy querido en Panamá:

“Para nosotros la santidad consiste en estar siempre alegres”

Juan Pablo II y la llamada urgente

Se encontraba Juan Pablo II en un vuelo internacional. Iba desgranando las cuentas del rosario, sentado al lado de la ventana. En eso se le acerca discretamente su secretario con un teléfono en la mano y discretamente le dice al oído: Su santidad. Lo llaman. Es de suma urgencia. Algo muy grave”.

El Papa no se inmutó ni respondió la llamada, siguió sumergido en su oración fervorosa. Cuando el avión papal aterrizó, el secretario se animó a preguntarle a Juan Pablo II por qué no respondió aquella llamada. Y el Papa respondió: Justo porque me dijiste que era de urgencia decidí rezar con mayor fervor para pedir a Dios la solución”.

El seminarista impuntual

Lo he recordado por la historia que me narró mi esposa Vida. Vino muy entusiasmada de misa y me contó lo ocurrido mientras tomábamos café. El sacerdote, que es de España, en su homilía compartió un relato de lo más simpático y edificante.

“En nuestros días cuando era seminarista no había Internet ni televisión. Todo lo que escuchábamos era a través de la radio. Con un enorme y antiguo radio oíamos programas interesantes y las noticias del mundo. La vida en el seminario estaba regida por diferentes actividades. Todas las mañanas en el seminario nos reuníamos a rezar.  Pero había un seminarista que siempre llegaba tarde a la oración. Nadie sabía por qué. El rector del seminario se percató de sus tardanzas y lo llamó a la oficina. —¿Qué haces todos los días, que te demora para llegar a la oración? El seminarista respondió: —Enciendo la radio y escucho las noticas antes de acompañarlos en la oración, por eso me demoro unos minutos. El rector del seminario no comprendió y lo miró extrañado. —¿Qué tienen que ver las noticias con tu oración? —Las escucho para saber por qué intenciones debo rezar.

El mundo necesita tus oraciones

Amable lector de Aleteia, mira a tu alrededor. Es evidente que el mundo necesita de tus oraciones.

¿Te animas a rezar esta noche por los enfermos de coronavirus? Pide a Dios en tus oraciones que acabe pronto esta pandemia. Él es un Padre amoroso y escuchará nuestras oraciones.

¡Dios te bendiga!


COINS PRIERE FENETRE

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