Hoy es la fiesta de San Chárbel Makhlouf, ejemplo de vida consagrada y mística

REDACCIÓN CENTRAL, 24 Jul. 21 (ACI Prensa).- San Chárbel Makhlouf fue un sacerdote, asceta y religioso libanés, perteneciente a la Iglesia católica maronita -Iglesia oriental que data del s. V y hoy una de las 24 Iglesias “sui iuris” integrantes de la Iglesia católica-. San Chárbel, cuyo nombre original fue Youssef Antoun (José Antonio), nació en Beqakafra, Líbano, el 8 de mayo de 1828. Es el primer santo oriental canonizado desde el siglo XIII.

San Chárbel quedó huérfano de padre a los 3 años y quedó al cuidado de su madre. Ella contrajo segundas nupcias con un sacerdote maronita -los maronitas admiten sacerdotes casados-, quien sería una influencia positiva para Youssef. Además, dos de sus tíos fueron monjes ermitaños, por lo que el joven creció en un ambiente de auténtica espiritualidad.

A los veintitrés años, dejó el hogar materno y entró al monasterio de Nuestra Señora de Mayfouq, adoptando el nombre de un mártir Sirio: Chárbel.

Hizo los votos solemnes en 1853 y fue ordenado sacerdote en 1859 por Mons. José al Marid, bajo el patriarcado de Paulo I Pedro Masad. Se estableció en el monasterio de San Marón en Annaya, ubicado en las partes montañosas del Líbano, a 1067 m. sobre el nivel del mar.

El P. Chárbel vivió en esa comunidad por 15 años, convirtiéndose en un monje ejemplar, dedicado a la oración, al apostolado y la lectura espiritual.

Posteriormente sintió el llamado a la vida en soledad y se convirtió en ermitaño. Recibió la autorización para ello el 13 de febrero de 1875. Desde aquel día hasta su muerte en 1898, San Chárbel estuvo dedicado a la oración -rezaba las horas principales e intermedias (7 momentos diferentes del día) de la Liturgia de las horas-, la ascesis, la penitencia y el trabajo manual. Solo comía una vez al día y vivía la mayor parte del tiempo en silencio. Solo hacía un alto a su oración para recibir a los numerosos visitantes que llegaban atraídos por su reputación de santidad. Esas personas llegaban ante el Santo en busca de consejo, alguna promesa de oración o algún milagro -San Chárbel realizó curaciones milagrosas-.

Fue beatificado por el Papa San Pablo VI el 5 de diciembre de 1965, durante la clausura del Concilio Vaticano II. Años más tarde el mismo Pablo VI lo canonizaría (9 de octubre de 1977) en el marco de las celebraciones del Sínodo Mundial de Obispos.

La devoción a San Chárbel se ha extendido dentro y fuera de las fronteras del Líbano, prueba de ello es la particular y fuerte veneración de la que goza en México y otras partes de la América hispana.

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