Sacerdote de Cuba: La Iglesia se esfuerza por acompañar al pueblo en sus legítimos reclamos

Redacción Central, 22 Jul. 21 (ACI Prensa).- El sacerdote cubano Fernando Luis Gálvez, de la Arquidiócesis de Camagüey, ha compartido su testimonio sobre la situación que vive Cuba en la actualidad y sobre cómo la Iglesia Católica desempeña un papel de acompañamiento al pueblo que clama en las calles por libertad.

El P. Fernando Luis Gálvez, de 33 años, es párroco de la iglesia de San José de Lugareño, ubicada en Camagüey, a unos 500 kilómetros al este de La Habana, la capital del país.

El presbítero conversó con ACI Prensa el jueves 22 de julio durante su estancia en Miami (Estados Unidos), donde permanecerá unos días en el marco de la celebración de su quinto aniversario de ordenación sacerdotal.

“Hablaré de la parte de la Iglesia que conozco, la que me toca de cerca en este esfuerzo por acompañar al pueblo en sus legítimos reclamos. Sobre todo somos acogedores, donde pueden hablar sin miedo, soñar el futuro, pensar y proyectar la Cuba que desean. Nos comprometemos con todos en estos trabajos e intentamos guiarlos desde criterios evangélicos. De manera que la Cuba que renazca sea según Dios. Una Cuba que promueva la plenitud del ser humano que Cristo nos reveló”, expresó el P. Gálvez.

Las históricas protestas

El sacerdote aseguró que el clero en Camagüey intenta ser “padre” para sus feligreses, en medio de las masivas manifestaciones –las más grandes en 62 años de comunismo– que comenzaron el pasado 11 de julio en las principales ciudades y diversas localidades.

“Con una Iglesia así [siendo ‘padre’], el futuro puede andar en el camino de Dios, de lo contrario el futuro será muy probablemente ajeno al Evangelio. De no acompañar este renacer estaríamos endeudando el futuro de la Iglesia y por tanto la salvación de futuras generaciones”, resaltó el P. Gálvez.

En las protestas, los cubanos están exigiendo libertad, así como cambios y soluciones a la escasez de alimentos y medicinas, situación crítica a la que se suma la pandemia de COVID-19.

“Cuba es un país colapsado. Los datos oficiales, desgraciadamente y para sembrar más dudas no son creíbles. Cuando vemos televisión nacional parece un país paralelo. Cuando alguien miente en muchas cosas ya nada de lo que diga es creíble. Es una situación deplorable”, denunció el P. Gálvez. También confesó que todos los días escucha “lamentos y quejas”.

“No hay algo que podamos decir que este bien. No hay alimentos, ni medicamentos, ni servicios médicos eficientes, ni transporte, ni buen funcionamiento de las instituciones. Nada funciona y casi nada de lo que se necesita y se busca, se encuentra. Eso vivo en mis pueblos pastorales y es prácticamente igual en toda la nación”, explicó.

Las protestas iniciadas la semana pasada tuvieron una violenta respuesta de parte del presidente Miguel Díaz-Canel, que ordenó reprimirlas con las fuerzas del orden, así como con grupos infiltrados y vestidos de civil a los que denomina “revolucionarios”.

Aunque el miércoles 14 de julio Díaz-Canel negó que hubiese represión, en las redes sociales se difundieron videos donde se ve a agentes golpeando y arrestando a manifestantes.

“Me asusta la imagen de esos grupos de ‘civiles’ mandados y amparados por el gobierno comunista armados con palos y piedras. Es una imagen terrorífica, totalmente reprobable. Me asusta tanta manipulación, tanta intolerancia a la libre expresión, tanto odio”, expresó el sacerdote.

El miércoles 21 se convocó a una nueva protesta, esta vez con la participación de las madres, esposas e hijas de los manifestantes detenidos. Sin embargo, otra vez se registraron actos de represión y arrestos arbitrarios.

En el contexto de las protestas, el P. Gálvez reconoció que está viendo a una Cuba “pujante, con deseos de cambio, esperanzada, luchadora”, pese al “dolor y decepción del pasado y del presente”.

“Los últimos acontecimientos y la respuesta del gobierno han despertado a muchos que aún no tenían las cosas claras, que dudaban, que quizás aún creían en las bondades que solo se proclamaban en palabras. La respuesta violenta del gobierno ha sido la evidencia más clara de su identidad. Y la sensación que vive el pueblo, ahora en silencio obligado, es: ‘ya no más’. Y esto es el principio de un camino que tarde o temprano arrojará el cambio”, continuó.

Para el P. Gálvez el 11 de julio representa un día “icónico” y que si bien no busca hacer comparaciones de acontecimientos, cree que cuando “suceda el cambio que por fuerza sucederá, el 11 de julio se enarbolará como estandarte”.

Experiencia del Padre Gálvez durante las protestas

El sacerdote de Camagüey contó a ACI Prensa que en sus “pueblitos pastorales no hubo manifestaciones, pero en algunos lugares de la diócesis sí, y conozco y estimo mucho a algunos de los detenidos”.

“Es precisamente por este conocimiento personal que estoy absolutamente convencido de la calidad humana de muchos de los manifestantes. Son personas justas, que aman mucho a Cuba. Hay muchos de ellos que su amor a Dios le ha llevado a un compromiso con el que sufre, con la justicia, con la verdad”, aseguró el P. Gálvez.

Además, dijo que “aún hay gente desaparecida”. “Por ellos seguimos orando, buscando, reclamando. Hay otros ya en sus casas esperando un juicio con cargos injustamente creados. Es triste y de mucha incertidumbre esta situación”, agregó.

El P. Gálvez comentó a ACI Prensa que es muy amigo del P. Cástor Álvarez Devesa, sacerdote que fue golpeado, detenido durante las manifestaciones y posteriormente liberado.

“Fueron 24 horas de mucha angustia. Quería saber ¿qué le había pasado? ¿A dónde lo llevaron? ¿Qué le están haciendo? ¿Cuáles serán las consecuencias? Temíamos por él, que ya había sido violentado en la manifestación”, dijo.

“Según nos dice no fue físicamente maltratado dentro de la estación policial. Aunque su detención ya fue en sí misma una arbitrariedad. El P. Castor estaba cumpliendo con fidelidad su misión sacerdotal: cuidar a sus hijos”, continuó.

Dificultades de la Iglesia en Cuba

El P. Gálvez aseguró a ACI Prensa que “el gobierno censura todo, incluida a la Iglesia”.

“Ni quisiera puedo hablar más sobre esto ahora, porque es muy doloroso. Traigo marcas en mí y aún no logro descubrir las consecuencias futuras para mi vida y ministerio. Les pido que recen por la libertad de la Iglesia en Cuba. Que podamos ser fieles a nuestra conciencia cristiana”, continuó el sacerdote cubano.

El P. Gálvez cree que el “clero podría comprometerse más en la solución del verdadero problema. La raíz del problema”.

“Es más fácil dar medicamentos, alimentos, etc. Nos busca menos inconvenientes. Pero todo eso se acaba. Ya no tengo nada que dar. Solo me queda mi voz. Eso puedo dar. Y la usaré para demandar justicia”, aseguró a ACI Prensa.

También dijo que ese reclamo de justicia se relaciona con el derecho al trabajo digno y, por ende, a una vida mejor.

“Para que ellos, por sí mismos puedan comprar sus alimentos y adquirir sus medicamentos y cualquier necesidad que puedan tener. En Cuba todos tenemos necesidades básicas ahora mismo. Entonces no basta con este servicio material caritativo. Hay que ir a la raíz del problema. ¿Cuáles son las causas de esta precariedad? Ahí tendríamos que reflexionar y arrostrar las consecuencias por el bien de todos”, reflexionó.

El P. Gálvez dejó en claro que la “unidad de la Iglesia cubana es en Jesucristo” y que “la fe y la moral nos une”.

“El resto es opinable. Eso es diversidad, no división. Dios habla a cada uno y nos sugiere campos de acción según las necesidades del pueblo que se nos confía. Eso es lo que tendríamos que discernir en este momento dramático”, subrayó.

Finalmente, el sacerdote cubano dijo que siempre recuerda la Cruz de Cristo para superar las horas oscuras.

“La Cruz, siempre invito a contemplar la Cruz, que no es resignación. La Cruz desde aquel Viernes Santo es la mayor paradoja de la historia. Ahí contemplándose, podríamos encontrar caminos y enfrentarlos con fuerzas sobrenaturales”, concluyó.
 

 

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