6 citas bíblicas esenciales para adolescentes un poco perdidos

Más que nunca, a los jóvenes de hoy les viene bien la guía de las Escrituras para navegar por los altibajos de la vida

Ser adolescente en el mundo de hoy no es fácil. No solo por todas las tentaciones que existen, sino también por otros factores, como las redes sociales, que parecen sembrar dudas sobre uno mismo.

Cuando un adolescente impresionable se ve atrapado en toda su angustia, a menudo deja poco espacio para ver el camino a seguir. 

Los obstáculos parecen demasiado grandes para superarlos, y es fácil caer en una espiral negativa de desesperación.

Sin embargo, es importante que las generaciones más jóvenes sepan que algunas dudas sobre uno mismo son parte del crecimiento.

Después de todo, incluso Jesús experimentó profundos momentos de duda en Su vida. Y en estos tiempos oscuros se volvió a su Padre Celestial; algo que podemos animar a nuestros propios hijos a hacer.

Afortunadamente, nuestros adolescentes con problemas pueden consultar la Biblia para encontrar palabras de sabiduría y consuelo. Y estas son solo algunas de nuestras citas favoritas para ayudarlos en su camino:

Que bien me sé los pensamientos que pienso sobre vosotros -oráculo de Yahveh- pensamientos de paz, y no de desgracia, de daros un porvenir de esperanza

Jeremías 29, 11

«Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde»

Juan 14, 27

No temas, que contigo estoy yo; no receles, que yo soy tu Dios. Yo te he robustecido y te he ayudado, y te tengo asido con mi diestra justiciera

Isaías 41, 10

«Hallaréis descanso»

«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera»

Mateo 11, 28-30

Sea vuestra conducta sin avaricia; contentos con lo que tenéis, pues él ha dicho: No te dejaré ni te abandonaré

Hebreos 13, 5-6

«Mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo formado en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra. Mi embrión tus ojos lo veían; en tu libro están inscritos todos los días que han sido señalados, sin que aún exista uno solo de ellos. Mas para mí ¡qué arduos son tus pensamientos, oh, Dios, qué incontable su suma! ¡Son más, si los recuento, que la arena, y al terminar, todavía estoy contigo!».

Salmo 139, 15-18

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