Así lo dijo el Santo Padre durante la audiencia a la asociación “Círculo de San Pedro” que promueve diferentes iniciativas caritativas en Roma.
“En sociedades a menudo contaminadas por la cultura de la indiferencia y la cultura del descarte, como creyentes estamos llamados a ir contracorriente con la cultura de la ternura, es decir, del cuidado del otro como Dios ha cuidado de mí, de nosotros, de ti, de cada uno de nosotros”, dijo el Papa.
Para ello, el Santo Padre advirtió que “nunca debemos olvidar: que amamos verdaderamente a los demás en la medida en que nos reconocemos amados por Él, por nuestro Señor y Salvador” y añadió “ayudamos en la medida en que nos sentimos ayudados; levantamos si nos dejamos levantar por Él cada día”.
En esta línea, el Papa explicó que la compasión y ternura de Dios se experimenta “en el silencio de la oración, cuando nos despojamos de nuestros roles, de nuestros cargos -quizá incluso de nuestras máscaras, Dios no lo quiera- y nos presentamos ante Él tal como somos, sin máscaras”.
De este modo, el Santo Padre indicó “este es el secreto de la vida cristiana, y en modo particular, del servicio caritativo”.
En esta línea, el Papa agradeció por el trabajo que realizan en los comedores sociales, en los centros de escucha, en las casas de familia para los pequeños hospitalizados en el hospital pediátrico “Bambino Gesù”.
“No puedo acompañarlos físicamente por las calles de Roma, pero lo hago con el corazón y la oración. Pido a la Salus populi Romani que los cuide y proteja a las personas que encuentran, así como también a sus familias. Los bendigo a todos y les pido por favor que recen por mí”, concluyó el Papa.
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