Mons. Florian Kolfhaus, sacerdote alemán que tiene un Doctorado en Teología Dogmática, es autor de libros y funcionario del Vaticano, reflexionó hace unos años sobre la importancia de esta fiesta.
En una columna publicada en CNA Deutsch, agencia alemana del Grupo ACI, Mons. Kolfhaus explicó que “la Santa Sede, cuyo concepto se remonta al banco de madera de un pescador, a quien el Señor nombró Pastor de su Iglesia, es la más alta autoridad moral en todo el mundo actual”.
“También los no cristianos prestan atención a las palabras del Papa sobre la paz, migración y protección climática”, precisó el sacerdote de la Diócesis alemana de Ratisbona.
El Papa “goza del reconocimiento de alrededor de 170 Estados y 20 organizaciones internacionales” y “es reconocido en virtud de sus relaciones de siglos con otros Estados”, añadió el experto, y resaltó que el Pontífice es también un jefe de Estado sujeto de derecho internacional.
“El Papa, y solo él entre todos los demás líderes religiosos, es quien goza de la autoridad de un jefe de Estado, equiparada a la de los presidentes. Y todo esto se lo debe, por así decir, al banquillo de madera sobre el que se sentó San Pedro, cuando enseñaba a la comunidad de Roma”, detalló el experto.
Para el Papa, lo más importante no son los temas políticos, sino “la preservación y auténtica interpretación de la fe, que le fue confiada a Pedro y a sus sucesores”.
“A él le fue prometida –tal como bellamente muestra el altar en San Pedro– la especial asistencia del Espíritu Santo al explicar el Evangelio de Cristo desde la Tradición de la Iglesia y sus Padres”.
“El Papa, y solamente él, tiene la potestad de las llaves, para atar y desatar. Él tiene poder directo, inmediato, limitado solo por la ley divina sobre toda la Iglesia”.
“Él es el pastor supremo a quien le es confiada la totalidad del rebaño del Señor. La Iglesia celebra hoy este elevado servicio del servidor de los siervos de Dios”, enfatizó.
Mons. Kolfhaus precisó que todo Papa debe ser consciente de que es un “hombre frágil y débil” y “necesita constantemente purificación y conversión”.
“Pero debe tener también conciencia de que del Señor le viene la fuerza para confirmar a sus hermanos en la fe y mantenerlos unidos en la confesión de Cristo crucificado y resucitado”, añadió.
El experto alemán explicó asimismo que el Obispo de Roma se sienta en su cátedra para dar “testimonio de Cristo” y que ese poder conferido por Cristo a Él y a sus sucesores “es, en sentido absoluto, un mandato para servir”.
“La potestad de enseñar, en la Iglesia, implica un compromiso al servicio de la obediencia a la fe”, recalcó.
Mons. Kolfhaus recordó que el Papa “no es un soberano absoluto cuyo pensamiento y voluntad son ley”. “Al contrario: el ministerio del Papa es garantía de la obediencia a Cristo y a su Palabra”, subrayó.
“No debe proclamar sus propias ideas, sino vincularse constantemente a sí mismo y la Iglesia a la obediencia a la Palabra de Dios, frente a todos los intentos de adaptación y alteración, así como frente a todo oportunismo”, concluyó el experto.
Para leer la columna completa (en alemán) de Mons. Florian Kolfhaus, ingrese AQUÍ
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