El P. Sean Gough fue acusado de violentar la censura con este hecho, y un segundo cargo se presentó en su contra por tener un autoadhesivo en su auto, que ya no podía retirar, con la frase “unborn lives matter” (las vidas no nacidas importan).
La zona donde rezó el sacerdote tiene una orden especial de protección de espacios públicos (PSPO, por sus siglas en inglés) vigente desde noviembre, que prohíbe la oración, distribuir información sobre ayuda para embarazadas y otras actividades consideradas como “protesta”.
El presbítero también fue acusado de “intimidar a usuarias del servicio” de la clínica de abortos, pese a que se encontraba cerrada cuando él rezó en la zona.
“Rezo a donde voy, en mi mente, por las personas a mi alrededor. ¿Cómo puede ser un delito que un sacerdote rece? Con frecuencia rezo en mi mente cerca de la clínica de abortos, pero al ser confrontado por las autoridades, rezaba por la libertad de expresión, bajo ataque en nuestro país actualmente”, explicó el sacerdote a ADF International.
“Es muy antidemocrático censurar las calles, particularmente los espacios donde sabemos que muchas mujeres se han beneficiado con ofrecimientos pacíficos de servicios de ayuda”, agregó el sacerdote.
Al principio la policía no consideró que el sacerdote estuviera haciendo algo malo, pero luego los agentes volvieron y lo llevaron a la estación, donde fue interrogado y se le imputaron los cargos.
Las acusaciones luego fueron retiradas pero se le dijo al sacerdote que podría ser imputado nuevamente. Como en el caso de Isabel Vaughan-Spruce, una mujer arrestada en diciembre por rezar en silencio frente a un abortorio, el P. Gough ha expresado su intención de buscar un veredicto claro para limpiar su nombre.
Un caso similar fue el de Adam Smith-Connor, que en enero fue arrestado por rezar en silencio cerca de un abortorio, por su hijo muerto.
“Nadie debería ser criminalizado por actividades pacíficas como rezar por el estado de la libertad de expresión en nuestro país o por tener un autoadhesivo en el auto que exprese la idea de que ‘las vidas no nacidas importan’”, dijo al respecto Jeremiah Igunnubole, consejero legal de ADF UK, organización que asiste al sacerdote.
“Los años de servicio del P. Sean ayudando a las mujeres en centros de embarazo testimonian su buen carácter y buenas intenciones”, agregó el jurista.
El sacerdote, que sirve en el “Viñedo de Raquel”, un proyecto que ayuda a mujeres y hombres afectados por el aborto, resaltó que no condena “a quienes han abortado y he ofrecido mi tiempo para ayudarlos a sanar las heridas”.
El P. Sean dijo que se dedica a este servicio porque su madre eligió tenerlo, pese al ambiente de violencia en el que vivía.
“Ella encontró la gracia y la fuerza para luchar por ambos. Muchos pensaron que me abortaría, pero por la gracia de Dios no lo hizo y estamos muy agradecidos por eso hoy”, concluyó.
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